Sangre en prosa derramada

Al tatarabuelo Enrique Picó y Naya

En aquel huerto de vieiras felices, como un viento áureo te hemos visto en la aurora, cuando la tarde se adormece detrás de aquel pesquero, o un azul de mañana derramado en la ría, y hemos sorbido el agua de berberechos fríos y ese aroma de hortensias que nos inunda y sueña. Imploran los recuerdos libertad de volar, mientras la memoria pueda, me enorgullece contar... 

Da la gaviota la hora, y el gozo de la sombra de una tal Rosalía.

Solo entre las dalias, entre pinos y verdes, tanto quiso la unión que construyó ese puente, el pastoreo divino que allí acontecía, burritos y buen pasto asediaba la cala hasta un profundo hastío, deshabitada isla de riqueza perfecta, como llegar a ti sin remo desmedido.

Colareiras divinas que hoy vestís las gargantas, que el hueso de su carne adorne dulce el cuello y el olor a sal abarque hasta Granada, conservando intacto ese punto metálico en la mirada, de este amor orgulloso con profundo pasado.

Apellidos en vena siempre vivos e ilesos, se desvanecen en la unión de la carne, como conserva enlataré tu recuerdo, esta remembranza que hoy comparto al mundo,  y siento nuestra ría más cercana que nunca, O Grove al otro lado y caminé ese puente cuando mi sangre era otra y amaba otro apellido, y amé tanto Galicia y sus gentes sencillas, que mi pueblo era un sueño dormido allá en el sur, recuerdo aquel invierno que no calló ni gota, los labriegos gritaban con cierto ludibrio, “mira la andaluza que sol nos trae”, hasta Galicia se seca al son de su sonrisa. Caminaron los años al granel de las tardes… y comprendí de puentes de hierro que habían levantado y sus termas licuaban mi dádiva salud poblada hoy de olvidos. Recuerdo sobre todo un azul espumoso, aquel huerto derramando zamburiñas en flor, volandeiras de plata en llanuras azules y navajas que cortan mis alas de mar, la ría era despensa de una Galicia viva y olvidada. Allí quiso el tatarabuelo construir un puente, lo caminaré de nuevo orgullosa y consciente y a través de sus ojos guiaré a su simiente.

Marijose Muñoz Rubio

La autora es miembro de la Unión Nacional de Escritores de España.