Diego Alonso Cánovas, poemas

Por la calle del aire

(Seguidillas de Vera)

Por la calle del aire

viene subiendo

una falda que, a ritmo,

la mueve el viento.

 

Unos ojos la siguen,

de sueños llenos,

y hasta la plaza llegan

sus pensamientos.

 

En la torre se alegran

las cinco esquinas,

y en el pecho del joven

la sangre grita.

 

Sus miradas se cruzan,

se para el tiempo,

otra historia comienza

de amor y fuego.

 

La vida se repite

siglo tras siglo,

nuevas son las personas,

antiguo el rito.


Soneto a un café matutino

Cantábrico oleaje que golpea

y aleja mi desánimo impasible,

alzándome, creyéndome invencible.

¡Hechizo que mi mente desbloquea!

 

A ti recurro cuando merodea

la musa del sillón, irresistible,

sutil embaucadora apetecible,

horizontal sirena que sestea.

 

Contigo surgen ríos abundantes

de imágenes brotando sin mesura,

de verbos escondidos, palpitantes.

 

Armado con tu aroma y tu negrura

me enfrento a mil batallas con gigantes

y emprendo mi diaria singladura.


Niño negro y buitre

Son sus piernas como alambre
¡Por hambre!
¿Quién le ha tocado en su suerte?
¡La muerte!
¿Qué le ronda en su cabeza?
¡Tristeza!
Pues, si reina la pobreza
en el negro continente, ...
comprende lo que se siente
con hambre, muerte y tristeza.


Aritmética eres tú

No me cuadran las cuentas con tu cuerpo …

Si intento calcular los beneficios
que obtengo cuando estás a medio metro
me sale un dividendo favorable,
un tipo de interés a corto plazo
que aumenta en proporción a tu mirada.

        No me cuadran las cuentas con tus ojos …

Me dicen que si elevas al cuadrado
el código secreto del mensaje
obtienes el sentir de mis latidos
más dos veces la curva de tus labios.

        No cuadran mis latidos con tus besos …

Repaso el enunciado del problema
corrijo el planteamiento de tu talle,
resuelvo la ecuación con una incógnita
y obtengo que la “equis” … eres tú.

        Todo cuadra si acorto la distancia.


Infinito

Más allá de esa nube,
allí donde convergen las rectas paralelas,
allí habita el misterio de tu mirar callado.

Allí donde los puntos suspensivos
de tus curvas simétricas
divergen y divergen, -como un rayo de luz
descompuesto en un prisma-,
allí guardas la llave de tu mirar perdido.

Allí donde sucede lo imposible,
más allá de ese cielo,
más allá de los límites.
Allí tienden tus ojos
cuando, absorta y aislada en tu universo,
solo escuchas a nadie.


Ante una foto de mi infancia

Este que veis aquí tan candoroso,
con cara de inocencia y lozanía,
se encuentra agazapado todavía
reinando en mi inconsciente silencioso.

Este niño con ojos de curioso,
montado en un vapor de fantasía,
tan callado, me dicta día a día
su agenda, como dueño caprichoso.

Y me lleva en su nube levitando,
y me invita a soñar con lo imposible,
y su cuerda locura va atrapando

a este huésped pasivo e impasible.
Este que veis aquí, tan entrañable,
de todos mis aciertos es culpable.


Diego Alonso Cánovas es miembro de honor de la Unión Nacional de Escritores de España.