Ana Rosa Díaz Naranjo, poemas

El poeta y la muerte

Era una noche de papel de estraza

la luna de cartón resplandecía

y a lo lejos un ocote se veía

alumbrar una flor de calabaza.

 

El poeta era algún astro, la coraza

en medio del espasmo o su estadía,

el mundo era la nube o el tranvía

que vierte su dominio en la amenaza.

 

El bardo y su alter ego esquizofrénico

transgrede y trae en sí la tempestad,

demuda en el rocío, en la bondad

 

que brota ante la magia del arsénico.

La noche es sortilegio y brevedad

al fondo de un paisaje neurasténico.



Los caminos del verso

Si puedes contenerte en el crepúsculo

y empuñas un verso embolismático

mejor será pedir a un catedrático

que te libere pronto de ese opúsculo.

 

No siempre brota en uno el paramédico,

a veces las palabras son disímbolo

que mueven las endechas como un símbolo

del triste acontecer de cualquier médico.

 

Anulo este sistema hipocalórico

del que adolece tu energía cuántica.

Testigo puedo ser. Y cartomántica.

 

Si la verdad navega en tu semántica

cuando en el verso intuyo lo pictórico

ya vas hacia el umbral de lo alegórico.


Ana Rosa Díaz Naranjo es miembro de la Unión Nacional de Escritores de España.