Decir a estas alturas que te amo
Decir a estas alturas que te amo
puede sonar a cursi o a mentira,
y sin embargo siento que respira
mi yo mas hondo cuando lo proclamo.
Decirte que eres fe y eres costumbre
y, además, compañera y mi sustento
es arrojar al aire lo que siento
y ahuyentar de mi ser la pesadumbre.
Confieso que eres río y aventura,
eres también rescoldo de alegría
y el lecho donde pierdo la armadura.
Me sigue deslumbrando tu ironía,
después de tanto tiempo eres albura
y pan y un brindis
por la rebeldía.
Carpe Diem
Disfruta del momento, vive y goza,
trata de ser feliz, forja utopías,
siembra a tu alrededor paz y alegría,
que el tiempo no te sea nunca una losa.
No dejes que te roa la carcoma,
ama con corazón y saborea
cada dulce ocasión de ser idea,
ponte dos alas; siéntete paloma.
Que no te venzan miedo ni desidia,
sueña despierto, sé verso y brisa,
escapa de la pena y de la envidia.
Anda con libertad, viste sonrisa,
porque la vida corre y no perdona
las dudas y el temor a ser persona.
Hoy es tu día, mujer
Hoy es tu
día, mujer, tú que trajinas
de sol a
sol y por la noche velas
el sueño
de los tuyos con cautela,
eres lema
de paz y medicina.
Con tu
afecto leal vences inquinas,
te
esfuerzas con tesón y eres escuela
donde
escribir con dicha la novela
que acaba
con el gris de la rutina.
Eres
ejemplo, pundonor y brisa,
eres
liberación, eres futuro,
eres amor
sin ruidos y sin prisas.
Eres
trabajadora, eres conjuro
que vence
al desaliento, eres sonrisa
y eres la
fuerza que derriba muros.
Cuando la vida aprieta
Cuando la vida aprieta, cuando la noche es larga
y no encuentra consuelo en su carrera,
a veces lo mejor es hacerse el dormido,
quedarse como un leño en medio de los campos,
insensible al arado y empapando la lluvia
sin gozo ni esperanza.
No sentir, no temblar, no verter una lágrima,
ni acariciar un sueño o acunar un fracaso.
A veces lo mejor es hacerse el dormido
esperando otro sol, el milagro de un beso
o un golpe que derribe la memoria o el miedo.
He sentido tu voz
He sentido tu voz, acariciaba
con un leve susurro mi conciencia,
allí anidaba, allí era querencia
que a mi yo dormitado espoleaba.
Quedamente a mi sueño se abrazaba
y allí mecía al mar de mi inconsciencia,
allí era brisa, rítmica cadencia
que en la piel de mi alma resbalaba.
No sé cuándo, tampoco sé el por qué
el cuerpo descendió de su alto vuelo
y vio que eras la ninfa de un edén.
Me invitaste a sumirme en el desvelo.
Y tu voz y mi yo fueron a un cielo
lejano de la mística y la fe.
El alma es un cuaderno
A Rosario Sánchez
El alma es un cuaderno
repleto de palabras,
algo así como un diario
íntimo e inquietante
con las pastas de piel y venas por renglones,
habita entre sus páginas
esa increíble historia
que escriben la ilusión y
el desengaño
en un desafiante mano a
mano.
Es tan particular como la
muerte
y es tan universal como
los días.
Allí los sentimientos
discurren transparentes
en medio de emociones y de
lágrimas
que nos han esculpido y
conformado
como ángeles en busca de su
gloria.
El alma es de cristal y es
un incendio
y lleva una oración por
vestimenta,
puede ser poderosa como un
sable,
bella como una nube entre
dos soles,
triste como un lamento en
el desierto,
grande como un planeta sin
oxígeno,
débill como el rocío entre
la lluvia.
El alma es soledad y es un
abrazo.
Cuídala con halagos,
mímala con caricias,
bésala con razones,
nútrela con amores
y por nada del mundo la
regales
o sentirás que mueres de
abandono.
Olvidos
Me olvido de llorar aunque me hieran
y olvido dar limosna al pedigüeño,
también olvido, a veces, muchas veces,
encender una vela por mis muertos
o apagar un incendio en mi alma.
Olvido que estoy vivo a cada instante
y olvido que mi amor está en la casa
esperando de mí algún poema,
una caricia, un beso, una mirada…
Olvido que soy hombre y no un insecto,
olvido que soy libre y no un esclavo
y olvido que este mundo inabarcable
lo intuyo con un solo pensamiento.
Me olvido de olvidar a los más malos,
olvido perdonar a aquel que yerra
y olvido que los mares son heridas
que sangran de dolor por todas partes.
Me olvido que detrás de las palabras
hay envidia, maldad y una navaja
dispuesta a arrebatarte la esperanza.
Olvido que estoy vivo, ya lo he dicho,
y olvido que morir es mi destino,
olvido que no olvido aunque yo quiero
olvidar para ser un niño bueno.
Tiene guasa la arrob@
Tiene guasa la arrob@. Quién diría
que la vieja medida castellana
renazca hoy cual grácil cortesana
y pida para sí glosa y franquía.
Y viene con su sexo. Qué alegría.
Qué me gusta su pose barragana,
su nombre indefinido de galana,
la moderna espiral de su osadía.
No es letra. No es un gesto. No es un ser.
No es hombre ni mujer. No expresa nada.
Sin embargo pretende el gran poder.
Miradla, pedigüeñ@ y desalmad@,
hermafrodit@ por predestinad@,
llevando los dos sexos a la vez.
Ramón Luque está galardonado con el escudo de oro de la Unión Nacional de Escritores de España.