Carmen Luengo Iglesias, poemas

Te esfumaste

Te esfumaste

como un mal sueño,

en el rincón de un recuerdo,

que ya se perdió al despertar,

abrir los ojos somnolientos

y verlo todo borroso

en una mañana triste...

 

Te esfumaste

llevándote contigo todo mi dolor ,

lo despojé desde mi alma rota

hasta tu ego maldito,

hasta tu egoísmo cobarde

envuelto en un ida sin vuelta...

 

Te esfumaste

con la brisa, con el tiempo,

en mi deseo de que te lleve bien lejos,

allí donde habitan los olvidados,

los sin nombre,

los arrepentidos,

los que  se mienten a sí mismos...

 

Entre aquel tiempo y este,

hubo un espacio de Libertad,

de sosiego,

de que las utopías no lo fuesen,

de que los sueños fuesen ciertos.

 

Hoy apareciste de repente

en un pequeño y fugaz recuerdo,

en un instante que nunca mereciste

entre una canción y un dolor inesperado.

 

Ahora comprendo

que liberar mis letras, mi alma,

es suspenderme en el aire,

refrescar mi cuerpo con la brisa

que mueve mis cortinas,

es aliviar este dolor

que me comprime,

de vez en cuando,

en un descuido dentro de mi paz,

en un momento puntual.

 

Hoy tu volátil silueta

me deja un bonito espacio

para ver mi sombra y mis luces

que tanto tenía perdidas.

 

Es bueno recordarte alguna vez

para saber por qué me quiero.



La flor de cristal

Silencio, silencio, silencio…

Hasta el silencio tiene frio,

se hiela su tímida voz,

sus escondidos pensamientos.

Se paralizó el amor

bajo una cristalina capa de hielo,

un instante eterno en el tiempo

que hubo de morir y no murió

en aquella flor de cristal,

en aquella solitaria mañana,

el blanco cielo,

la escarcha en mis huesos,

un latido que no cede ante la adversidad.

Silencio, silencio, silencio...


Carmen Luengo Iglesias es miembro de la Unión Nacional de Escritores de España.