Lola Vega, poemas

Tristeza

El sol ha templado su calor

Incandescente

Sombríos horizontes, son otros los  días,

Diferentes

Noches alargadas enlazan

Madrugadas,

Transitan eternas en el alba,

Inacabadas

Acompaña luna menguante

Mis desvelos,

Ausencia en mi mar, brillos de plata,

Anhelos

Trenzan recuerdos en mi mente

Desbordada,

Salvaguardan sentimientos del alma

Enamorada

Tiempos de soledad caminan

 El presente,

Tristeza, fiel compañera de viaje,

Permanente.



A tu encuentro

Abriré sendas y caminos
allá por donde pisen mis pies
y te dejaré mis zapatos.

Quitaré con mis manos las piedras del cauce del rio
para que el agua fluya sin obstáculos
y dejaré ropa seca en las ramas del abedul.

Navegaré por el mar azul de los sueños
y te llevaré a salvo de orilla a orilla,
de tu casa a mi casa sin llamar a la puerta.

Te sentarás conmigo a mi mesa,
compartiremos el pan,
y tomarás la palabra.



La palabra

Tomemos la palabra como lanzadera
de mensajes de paz y concordia
allá donde la razón se pierde,
hagamos diana,
despertemos del letargo el sentido perdido
en páginas amarillentas y ajadas.

Tomemos la palabra.
Escribamos nuevas estrofas,
versos de amor universal,
busquemos el equilibrio,
y en el punto justo de la balanza
pongamos la razón.


Horizontes de Paz

Silencio en  las armas del nuevo día
Lechos de madrugada
Se desbaratan
Se levantan
Izan sábanas blancas
Impregnadas de dolor
En banderas de Paz
Que ondean a los vientos
El aire se oxigena, 
Alimenta el alba
Retoma la brisa fresca
De manantiales fraternos
Y tiñe de azul el despertar
Pintando de color la mañana
El horizonte amanece
En  silencios de Paz.


Tiempo de otoño

Muere la tarde...acabando ya…el día.
Aires de otoño levantan  la polvareda
enturbian el espacio vital de los recuerdos.
El sinsentido se instala en la memoria
allá donde las palabras
adquieren otra dimensión,
palabras enredadas,
palabras asidas
a un presente sin memoria
que van, que vienen
en idas y venidas,
deambulan por la vía prohibida de la razón,
entran salen,
transitan,  perdidas en el laberinto de la cordura,
destruyen historias
construyen páginas en blanco.
Historias dormidas en el limbo
pernoctan con parada y fonda en el infinito
sin retorno a un nuevo amanecer.
Caen las hojas del abedul
como gotas de rocío en la templanza de la madrugada
cubriendo recuerdos de otro tiempo,
historias que nacieron  allá por primaveras.
Muere la tarde...acabando  ya…el día,
es tiempo de otoño,
TIEMPO DE BESOS.

Poema dedicado al Alzheimer.

Lola Vega es miembro de la Unión Nacional de Escritores de España.