Javier López Campillo, un escritor "de sangre"

Autobiografía del autor, delegado en Guadalajara de la UNEE

Me llamo Javier López Campillo y… Hace mucho tiempo, en una galaxia, muy, muy lejana… Bueno, según tomas las A2, o el camino que sea —porque para uno de aquí todos conducen a Madrid—, nací en 1972, un 22 de septiembre y en pleno barrio de Chamberí.

Pero —como Umbral— yo he venido a hablar de mis libros.

Ya sabemos que antes del huevo fue la gallina… ¿o estaba Jordi Hurtado?

Complicada pregunta. Lo que sí sabemos es que para que haya un libro, hay que escribirlo… o comprar piedra y cincel en tiempos más lejanos.

Y eso, lo de escribir, empezó bien pronto, con una historia de aventuras—normal en un lector entusiasta de los Famosas Novelas y de las películas de Primera Sesión—, que narraba un viaje de Marco Polo a China. Una pena que no conserve aquella historia… Para reírme de lo mala que sería.

Después seguí escribiendo, para ir poco a poco (y a medida que mis lecturas también se volvían más complejas) a adentrarme en géneros más cercanos a mis gustos actuales. Es tiempo aquel de Kundera, Bowles o Christopher Frank; o de La insoportable levedad…, El cielo protector y El sueño del mono loco… De tres de los libros que forman parte de mi biblioteca vital; de esos que ojeas para que se te pegue algo. A este trio, luego se unirían Cormac McCarthy, Zafón, Pérez Reverte, Gómez Jurado o Dennis Lehane y muchas otras lecturas y autores.

Establecido las influencias, volvamos a mis libros.

Escribir mis historias —esas que quizá alguna vez vean la luz— lo compagino con mis estudios como director de cine (que jamás llegarán más) y el trabajo, porque un escritor no puede vivir casi nunca de lo que escribe, más que en su ego.

Años más tarde, con el necesario ánimo y apoyo de Carmen, mi mujer, empiezo a tomarme más en serio lo de acabar un libro y convertir aquellas historias para leer amigos y familia en una realidad. Cuesta sangre, sudor y robo de horas a otras cosas, pero en 2008 llega El animal dormido.

Es thriller. Un largo viaje acompañando a Pablo Manso en su descenso al infierno, en un Madrid oscuro y tenebroso que yo creía conocer muy bien.

La novela está acabada y, para que le editen como libro, me hundo en un paisaje aún más aterrador —ay, las editoriales y los monstruos que, a su sombra, se sirven de la ilusión de los incautos— y caigo en la trampa tras la negativa de algunas de las grandes —«Su novela no entra en nuestra línea…», te suelen decir; al menos las que dan explicaciones—, para dejarme atrapar por una pseudo ¿editorial? que responde al nombre de Editorial — creo que deberían usar los signos de interrogación en su nombre comercial— Club Universitario. Claro, uno tiene prisa, ganas —y los árboles no le dejaban ver el vertedero— y pagamos por una coedición que en realidad es autoedición encubierta. Llegado a este instante, avisaría a los incautos de que anotéis ese nombre con letras rojas (¡¡¡Danger, peligro de librosión!!!) en vuestra lista de ¿editoriales? a evitar.

¡¡¡Corred, insensatos!!!, diría Gandalf.

De aquella ínfima edición, que habrían mejorado alumnos de infantil, con los ojos tapados y una mano atada a la espalda, nace una criatura imperfecta, llena de errores, que hemos conseguido retirar del mercado tras la finalización del largo contrato y tras batallar e insistirles hasta la extenuación y el repique de meninges.

Muy pronto, cuando vea la luz la versión de este modesto escritor —tras largas horas de trabajo de mi mujer y mías—, aquella herida quedará al fin cerrada y os llegará la novela tal y como siempre quise.

He de reconocer, además de que gustó a los que la leyeron, que firmar dos años seguidos en la Feria del Libro de Madrid —pese a la descoordinación de la ¿editorial? a la hora de enviar los ejemplares— fue un placer.

A los libros, Javito, ¡que te pierdes en El Retiro!

Mi segunda novela, Malaventurados, ve la luz en 2014; en un nuevo acercamiento al género de novela negra que tanto me atrae. Una especie de La Colmena, pero del Crimen, que protagonizan una decena de personajes a los que acosan los sentimientos de culpa y de venganza.

Culpa y venganza. Quedaos con ellas, porque, desde hace tiempo, he descubierto que están muy presentes en todas mis novelas. Que soy un poquito cabr*ncete… y quien la hace la paga.

Seguimos.

A mi mujer, a Carmen, el género que más le gusta es el de Fantasía. Le habían gustado mis dos novelas anteriores, pero quiero que la siguiente le encante. Es por ello por lo que cambio de género y los siguientes años los dedico a la minuciosa creación de mi propio mundo inventado, que llamo Sombrío, donde acontece la trama de Crónicas de Sombrío (2021), que supone el inicio de una saga y pertenece al género del grimdark (o fantasía oscura).

Y sí, hay culpa y venganza para dar de comer a los marranos. En fin, ya he avisado antes de que me gusta que quien la hace… Aunque no os fieis de la malicia de un escritor.

Crónicas de…, que emulando a Rowling, Tolkien y Martin firmo ya como J.L. Campillo, fue la primera de lo que será una pentalogía, protagonizada por mis propios Starks.

La familia De la Sangre, que vive junto al tranquilo bosque de Gozoso, pero que muy pronto se enfrentará al terrible y hambriento mundo que los rodea.

A la hora de lanzarla al mercado, y tras las consabidas negativas de algunas grandes y sus cartas de «Su novela…», coedito con Letrame. Suceden cosas buenas, otras no tanto, que me llevan —con el equipo que formo con mi mujer, diccionario enciclopédico de Sombrío, y editora desde entonces— a decidir que desde ese momento iremos por libre. Solo ella y yo (y un buen diseño de portadas de Sergio Guivernau), cuidando hasta el mínimo cada libro y sin rendirle cuentas a nadie… Solo a los lectores.

Así, en abril de 2023, llegó la primera de las continuaciones: Los consejos del Párroco. También una nueva edición de Crónicas, con mapas y una portada original (no como fue la de Letrame… pero esa es otra historia que algún día contaré… O no).

Ahora mismo trabajo en la tercera parte —además de en esa reedición de El animal de la que os hablé antes—, y esperamos tenerlas muy pronto listas.

También llegarán más partes y otras novelas, de otros géneros, que tengo ya en mente, para hacer lo que más me gusta, mi pasión, que es ESCRIBIR. Escrito así, con mayúsculas y en un grito de gozo.

Este es el final de esta biografía, mis amigos y amigas. Si queréis saber más de mí, y de mis libros, claro —que de eso vine a hablar—, me podéis encontrar por aquí.

Os dejo algunas frases de mis novelas:

El animal dormido:

«Hay gente que cree que el diablo utiliza distintos nombres para pasar inadvertido entre nosotros... Quizá ese sea uno de ellos».

«Cuando miro hacia atrás, e intento comprender lo que pasó en aquellos días, me doy cuenta de que ese fue el momento en que mi vida, por decirlo de alguna forma, se partió en dos».

Malaventurados:

«Para Cristina, la culpa es el único recuerdo claro de la huida (…)».

«No solo inventamos nombres para que otros no sepan quienes fuimos, también para olvidarnos de lo que hicimos».

Saga Crónicas de Sombrío:

«Permitidme que os hable de Sombrío —dice Gruell Ojoblanco—. Así llamamos a nuestro mundo».

«El Tosco. De ese modo es como la mayoría de la gente de Albor y de las otras naciones llaman al ojo ardiente que domina el cielo durante la mitad de cada jornada».

«Pero sabe que debe ser fuerte o, de lo contrario, el mundo se abocará una vez más, esta vez quizá de modo definitivo, a un terrible final y que la oscuridad volverá a gobernar».