El baúl de mi abuela

Relato corto de Ramón Luque

Cuántas ilusiones debió contener el baúl. Perteneció a mi abuela, que fue guardando en él su ajuar durante los casi diez años que duró su noviazgo. Después sirvió, para el mismo fin, a su hija y a una nieta. Con el cambio de mentalidad que supuso la vida moderna dejó de tener utilidad. Por eso llegó a mí. Lo llevé a mi casa como un elemento decorativo. Pasó de almacenar sábanas primorosas a unos cuantos objetos sin utilidad. En su interior conservo la red con la que mi padre cazaba pajarillos, su chaqueta de pana, que yo lucí con veneración en mi juventud, y el velo negro con el que mi madre se cubrió la cabeza durante sus primeros años de viuda. También conservo algunos juguetes de mis hijas de los que no he querido desprenderme.

Abro el baúl, y siempre me marea un poco el olor a bolas de alcanfor que tuvo durante gran parte de su vida; pero, en medio de esta sensación, también percibo la esperanzadora felicidad que ocupó cada milímetro de su interior y, cómo no, el vacío que provocan las prolongadas ausencias y el duelo que va unido, como si fuese una segunda piel, a algunos objetos. Miro el baúl y veo un mueble bonito, pero sé que dentro cobija un anhelo de amor y eternidad del que tal vez nací yo.

Ramón Luque está galardonado con el escudo de oro de la Unión Nacional de Escritores de España.