Ricardo Fernández Moyano, poemas

Eres tu propio cáncer

Eres tu propio cáncer, piensas, —mientras repasas

con nostalgia días pasados—.

En el interior, un adiós

que se abre a todos los rincones.

Habitaste la casa, 

la brisa te llamaba con su habitual certeza

de amor o amante.

No eres ya el joven

que paseara por la luna 

de lo vedado

con la prestancia

del que busca en la sinfonía

del deseo vencer la daga del desánimo,

acero que acompaña en los adioses

la fe

del que se sabe prescindible.


Nadie recuerda

Nadie recuerda

la palabra callada

que alfombra el aire.

Hojas habitaron caminos,

las piedras del jardín.

Un viento helado

sacude los cipreses.

Días de lluvia

en almendros sin sol.


No ansías ser poeta

No ansías ser poeta,

ni sufrir la amargura de ese dolor callado,

mas cuando el verso acude a ti,

te dejas transportar por su naturaleza.

Sabes que no serás poeta,

sin embargo, te entregas con pasión al poema,

te llenan de utopía sus albores

haciéndote pensar que otro mundo es posible

más allá de la impostura y los agobios.


Por nítido sea el horizonte

No encontrarás otro país ni otras playas

llevarás por doquier y a cuestas tu ciudad.

Constantino Kavafis

 

Por nítido sea el horizonte,

en él hallarás sombras,

un canto de cigarra

alegrará tu rostro

como esa vez primera.

En todos los lugares

hay un dejá vù,

un estremecimiento

que te conducirá al desánimo.

Allá donde camines

encontrarás retazos

de una vida pasada,

quizás ese recuerdo

despierte una sonrisa

que ya creías muerta.



La espera te hace fuerte

La espera te hace fuerte,

da valor ese desorden

de las horas sombrías.

Intentas escribir un verso,

no hallas palabras,

de repente se agolpan

en profusión;

salen en estampida

en una contradanza sin sentido,

y así surge el poema.

Ahora lo contemplas en silencio

y te preguntas:

¿para qué?

¿de qué sirves poesía?

Y otra vez vuelves

la vista a tus adentros.


Ricardo Fernández Moyano es delegado en Zaragoza de la Unión Nacional de Escritores de España.