Aniversarios de Antonio Machado y Paco de Lucía

Artículo de Juan Miguel Roca Martínez

Tal día como el pasado 22 de febrero se cumplía el 85 aniversario del fallecimiento del poeta Antonio Machado y Ruiz en Colliure (Francia) exiliado tras el trágico final de la guerra civil española. Autor de Soledades, Campos de Castilla, Nuevas canciones, Proverbios y cantares se ganó el reconocimiento de crítica y público como el poeta más puro y más profundo de la literatura española.

Su padre Antonio Machado Álvarez, conocido por su pseudónimo “Demófilo” fue un escritor, antropólogo y folklorista, que en su “Colección de cantes flamencos” de 1881 dio a conocer aquellos cantes tradicionales y populares que el pueblo interpretaba en sus faenas y sus fiestas, siendo una obra de referencia para el análisis de la evolución que el fenómeno del arte flamenco experimentó a lo largo de su historia, desde su nacimiento hasta la época de dicho autor. Esta obra ha sido básica para la posterior investigación de dichas manifestaciones artísticas. Así el “Diccionario Enciclopédico Ilustrado” de José Blas Vega y Manuel Ríos Ruiz, “Escenas andaluzas” de Serafín Estébanez Calderón, “Escritos sobre música y músicos” de Manuel de Falla por poner unos pocos ejemplos.

Sin ánimo de profundizar mucho sobre cómo se gestó el nacimiento y desarrollo del fenómeno artístico que identificamos con la palabra “flamenco” me remito al libro de Gregorio Valderrama Zapata, “De la música tradicional al flamenco” publicado en 2008 en la editorial “Arguval” de Málaga.  En el mismo se pone de manifiesto cómo a lo largo de varios siglos se han ido asociando a lo andaluz unos usos musicales determinados, rigurosamente autóctonos o no. Con el tiempo se consolidan dichos usos entre la población, la cual se identificaba con ellos y los asumía como parte de su propia cultura. La interacción de músicos profesionales da lugar a nuevas creaciones. El resultado son unos usos musicales que van suscitando cada vez mayor interés entre el público.  La música flamenca se ha ido forjando con el paso del tiempo y los condicionantes socioculturales de cada momento. Se consolidan los patrones musicales de más éxito, sirviendo de aprendizaje a las nuevas generaciones de intérpretes dada la naturaleza autodidacta y nada escolástica de los flamencos, lo que hace posible la supervivencia a lo largo de los siglos. En cualquier caso, lo más importante no es ya si son genuinamente españolas o no, sino aquello de lo que fueron capaces de construir.

Antonio Machado Ruiz, hijo del folklorista mencionado anteriormente fue capaz de imprimir en su palabra poética con una manera suya particular y sencilla la más profunda emoción por todo aquello a lo que se refería. A través de sus poemas se capta cómo consigue acompasar intensamente el latido de la naturaleza contemplada con el latido de su corazón “Ya quedamos solos mi corazón y el mar” que él diría en una de sus composiciones. Releer sus poemas es el mejor reconocimiento que se le puede tributar a tan selecto poeta por motivo de este reciente 85 aniversario de su ausencia definitiva.

La Unión Nacional de Escritores de España se hizo eco del programa de conferencias y actos que ha celebrado la Fundación Antonio Machado con sede en Colliure (Francia) el pasado 25 de febrero en homenaje al poeta. Dicha Fundación Antonio Machado en Colliure fue galardonada en 2021 con la Medalla de San Isidoro de Sevilla de la Unión Nacional de Escritores de España.

Si fue el día 22 cuando se cumplía ese 85 aniversario del poeta, tres días después otro aniversario, en este caso de un excelente compositor de música flamenca, aunque tocó todos los géneros musicales, dadas sus extraordinarias cualidades. El pasado día 25 de febrero fue el décimo aniversario del fallecimiento de Paco de Lucía, quien durante muchos años marcó un camino de evolución artística a los nuevos intérpretes para la creación de nuevas composiciones musicales flamencas.

Francisco Gustavo Sánchez Gómez nació en diciembre de 1947 en Algeciras. Conocido como Paco de Lucía, fue un músico y compositor español considerado el mejor guitarrista flamenco de toda la historia y el más virtuoso del instrumento a nivel mundial.

César Suárez en la última de las biografías publicadas sobre él (Lumen 2024) nos explica entre otras cosas, que su evolución fue tan rápida que en pocos años su hermano Ramón de Algeciras pasó de ser maestro a ser segundo guitarrista de su hermano Paco, nueve años más joven. Él fue el primero de los segundos, un papel que tuvieron otros músicos que formaron parte, en distintas etapas, de alguna de las bandas que montó el autor de “Entre dos aguas” para dar sus recitales por el mundo. Aunque todavía sin sucesor aún se sigue buscando a su sucesor, después de haber fallecido el algecireño el 25 de febrero de 2014 a los 66 años.

Dice Juan Manuel Cañizares, guitarrista que le acompañó, que el papel del segundo guitarrista es muy importante porque es el encargado de mantener el ritmo, el eje principal de lo que se interpreta y eso es lo que conlleva que te repliegues para que el solista pueda desplegar todo su arte.  Es mucha responsabilidad porque se trata de unos niveles musicales de relojero, niveles milimétricos de ritmo”.

Otro guitarrista que le acompañó en la gira del disco “Cositas buenas”, Dani de Morón recuerda que ninguna de sus escalas vertiginosas era gratuita o caprichosa, sino que estaba al servicio de la composición y de la expresividad.

Cañizares añadía que “matizaba las frases como quería. Era como un mago. Era algo muy genuino y luego el alma que le ponía a cada nota, porque la nota hay que darla, pero eso es solo la mitad de esta historia, la otra mitad es cantarla y yo he visto a pocos músicos con ese nivel”.

La búsqueda de su sucesor ha sido una constante durante estos años, pero entre periodistas y aficionados, nunca entre los guitarristas y menos entre los que tocaron con él.

Cuando la música empezó a grabarse en digital y se veía la onda en la pantalla, Paco la alteraba de una manera que la historia de la guitarra cambió totalmente. Eso fue con el trabajo discográfico “Luzía” (Universal, 1998) “Bulerías en la menor, tangos en mi bemol… era fascinante” comenta Dani de Morón quien le acompañó en ello, pues no podía creer que el instrumento que escuchaba era el mismo que tocaba él. 

Cañizares añade que elevó el nivel técnico y artístico de la guitarra a una altura sin precedentes aplicando un concepto de producción, de contexto y con un sentido completo y unitario de obra. 

Niño Josele nos recuerda que esa misma inquietud artística llevó a De Lucía a mezclar el flamenco con el jazz, con la música brasileña, la cubana o meterse con la copla como ocurre en su trabajo Canción andaluza (Universal, 2014). Introdujo el cajón peruano e incluso la armónica. Con todo esto logró dar a la guitarra un papel independiente del cante y del baile.

José María Bandera, sobrino y otro de sus segundos, dice que en el acompañamiento parecía rasgar las bases, en su forma de acompañar, hasta el punto de hacer de percusionista. Todos estos elementos le convierten en un músico detallista y completo, que sin haber estudiado música fue llamado el Mozart del flamenco por el cúmulo de habilidades que le caracterizaban y que llevaba a la práctica a un nivel inalcanzable para el resto.

Fue el mejor director de orquesta con todos sus guitarristas acompañantes hasta incluso cuando formó el sexteto haciendo una gira por el mundo con sus hermanos Pepe de Lucía y Ramón de Algeciras, además de Jorge Pardo, Carlos Benavent y Rubén Dantas. Tenía un don para captar la psicología de sus acompañantes y guiarles debidamente. Era perfeccionista pero no severo. Estaba emocionalmente cerca de ellos porque en un escenario todos dependen de todos y la buena comunicación se refleja en la interpretación.

Fue genial en la fusión de estilos y en la forma de expresar emociones a través de la música. Abarcó la tradición de los mejores guitarristas como Sabicas, Ramón Montoya y otros, pero además aportó su propio sello, proyectó el flamenco al mundo y se convirtió en un clásico. Por eso sigue siendo único y por tal motivo siguen bebiendo todos de él, pero eso no es lo mismo que ser su sucesor. Eso es imposible.

Yo diría que en la manera de crear arte Paco de Lucía, si algún método encontró, eso fue después de sentir su propia inspiración. De la inspiración nace el método, que muchas veces es intuición y después organización, orden, coherencia. En su manera de crear, su método nace de su intuición. En Antonio Machado ocurre igual. En su forma de abordar su quehacer poético primero siente una emoción por algo exterior a él y después la interpreta acompasadamente con las vivencias más profundas de su alma, consiguiendo transmutarlo todo en una bella y sensibilizante palabra poética que conmueve siempre el corazón de todos, con la clarividencia de que el camino solo se hace al andar. 

Vaya para los dos como homenaje estas palabras que de manera sencilla intentan constituirse en un permanente recuerdo de los mismos y de su labor artística literaria y musical.

Juan Miguel Roca Martínez

Escritor y Secretario del Concurso Nacional de Cante Flamenco de Lo Ferro.

Delegado Permanente de la UNEE (Unión Nacional de Escritores de España) para las Relaciones con el Flamenco.