Si carecemos del sentido del humor, si no somos capaces de ironizar con nuestras vidas, terminaremos dibujando una realidad fea con unos personajes horribles, y no descubriremos lo bueno que encierra el mal y viceversa, lo desagradable que puede llegar a ser lo agradable, y lo fascinante en que podemos convertir lo cotidiano.
El humor y la ironía nos permiten respirar en medio del calor o del frio, aliviar tensiones y desdramatizar, dibujar la cobardía de un héroe y profundizar en la heroicidad de un miedoso sin remedio, saber irnos a la vez que volvemos al punto de partida.
De forma urgente y prioritaria, si queremos ser felices , hemos de saber interpretar libremente nuestros acontecimientos y no tomarnos las cosas al pie de la letra . No quiere decir que seamos unos indisciplinados con nosotros mismos , con las normas o con los demás, sino que hemos de ser capaces de tomar iniciativas nuevas y ser creativos e imaginativos y no meros interpretes de una partitura que han escrito otros, para interpretarla sin ningún sello personal.
No hemos de encerrarnos en una única interpretación de la realidad , y entre el más allá y el más acá , hemos de intentar encontrar la verdad y por tanto buscar la solución, huyendo de la comodidad, del inmovilismo y del mirar para otro lado e intentar buscar soluciones y saber rectificar a decisiones erróneas.
Debemos ser lo suficientemente valientes e incómodos para sacar a pasear nuestras ideas , y no admitir siempre lo que dice el jefe porque nos lo digan una y otra vez, en una especie de lavado de cerebro, porque es políticamente correcto . No podemos volvernos miopes y sumisos ante operaciones horchatas , guateques o esas evidencias del dinero exprés que no sabemos ni de donde viene ni hacia donde va. Hemos de alzar nuestra voz y denunciar cualquier tipo de corrupción.
Si queremos conseguir avanzar hemos de arriesgar más, desde nuestras lealtades y siendo coherente con la defensa de nuestros valores tendiendo puentes no volando posibles entendimientos que impulse a la sociedad hacia el optimismo y no se paralice en la nostalgia.
Muchas cosas, incluso nos pueden parecer legales , pero no quiere decir que sean justas, aunque nos la quieran vender con una gran explosión de propaganda , para que las sigamos al pie de la letra, por muchos ríos de tintas e imágenes que nos la presenten.
Más allá de la verborrea y las palabras vacías, hemos de mantener la decencia y poder mirar de frente a las personas , y encarar las situaciones con firmeza y flexibilidad a la vez , con dignidad y sin negarnos a cambiar nada o lavarnos las manos como Pilatos.
Lo peor en la vida, como en la política, es cuando los lazos de confianza y afinidad entre las personas quedan destruidos , entre el líder y su partido , sus colaboradores o la sociedad en su conjunto. Esa diferencia, nos coloca en una situación difícil y acaba convirtiéndose en una paranoia de nuestros propios miedos, pesadillas o nuestra propia mente.
Dar la cara , ennoblece a cualquier ser humano , es el mejor de los tests para descubrir los amigos y el mayor afrodisiaco político , porque no esperas alabanzas , prebendas y medallas , y tener en cuenta que lo largo de la vida , que nuestro tiempo y espacio cambian , y valoramos más lo que aprendemos que lo creemos saber , y vamos adquiriendo solera sin necesitar maquillajes, y superando nuestras insatisfacciones en nuestras absurdas e inútiles comparaciones con los demás . Ser siempre nosotros mismos, es aprender que no siempre hemos de hacer las cosas al pie de la letra.
Juan Antonio Palacios Escobar está galardonado con la Medalla de San Isidoro de Sevilla de la Unión Nacional de Escritores de España.