...Otra caída


Poema de Enrique Sánchez Campos

Te amé, yo te amé con un amor desesperado de estaciones,
donde el tiempo vertebrado de los días
lo marcaba cada nueva caída.

Y miraba atrás, con la esperanza ida,
recordando los pasajes olvidados,
esa isla de náufrago que fue refugio mío.

Nuevo golpe, mucho más doloroso que los otros
aunque no visible, sólo ha roto mi alma,
pero ves que no me rindo.

Miro hacia atrás antes de incorporarme,
ralentizando el movimiento para darme un respiro
y justo, tras mis pasos, veo que me sigue
el rostro de la muerte o quizás el mío.

Una mujer, que reconozco en todas,
seca mi frente sudorosa con el dorso de su mano
y enjuga con un paño el rostro de otro mundo que me empieza a llamar.

Oigo las frases incoherentes que quieren obligarme
pero esta cruz que carga mi conciencia como el plomo
me ha vuelto sordo a los efectos de la vida,
al beso del amigo que me entrega,
al hombre que obligado mitiga mi fatiga…
al gallo que celebra promesas incumplidas…
y a esas mujeres que enjugan sus conciencias en llanto arrepentido,
con lágrimas del mundo, bajo la cruz que todos ayudaron a hacer mía,
la cruz a la que sin remedio me han clavado.