A Pablo Neruda


Cuando me muera
que me entierren
en un nombre.
En un nombre sonoro
y escogido,
al compás del sonido de las olas
de un mar embravecido.
Que me entierren
en una palabra;
que me dejen vagar
entre sus bosques atormentados
y vacíos de sonidos estridentes

Quiero morir entre vocablos;
sentirme cómodo
en la sonoridad
de sus acentos,
en el pulular
de sus emociones contenidas
y en su pueril incompetencia.

Quiero sentirme
parte de una sílaba
y fértil parir
mil emociones.
Sonreír al viento
de un arpegio
y construir
un acorde dolorido de letras
enfilando el horizonte.

Que me entierren
en una palabra.
Que mi tumba
se convierta en diccionario.
Mi espíritu vagará
entre mil letras,
haciendo de su casa
mi elemento.

Florecer entre guirnaldas
de vocales, quiero.
Sonoras consonantes
me acompañen,
hasta llegar donde
se pierde el tiempo
y no quede más
que un soplo de aire
sobre mi tumba
vestida de silencio.

Nieves Buscató