Poema de Paco Casaña













NAVIDAD 2009

Con tantos palos que me ha dado la vida
y aún sigo dándole a la vida sueños.
Soy un loco que jamás se cansa
de abrir ventanas y sembrar luceros.


Con tantas soledades que me dio la noche,
tanto frío y tanto miedo,
sigo siendo un loco de mirada alegre
que solo sabe amar con todo el pecho,
y fabricar sonrisas y poemas
y vida que se va sin ruido con el tiempo.


Soy un simple hombre enamorado
entre calles, amigos y recuerdos,
un simple loco lleno de esperanza
que siente como nace un mundo nuevo.


Con tantos palos que me dio la vida
y acudo cada año a tu portal,
a tus pies, Jesus, como aquel niño
asido a las manos de mis padres,
y aún lleno de emoción y de ternura.


Gracias Señor,
por la paz y esperanza que procuras,
por el calor que mis amigos me han brindado,
por los ojos que, con ternura me han mirado
y los labios que con amor me han besado,
por el amor y los hijos que me has dado.


Gracias Señor, me cuesta decirtelo.
Por la enfermedad, el fracaso, la desilusión,
Por el insulto, el engaño, el olvido.
Por la soledad y a injusticia,
porque siempre me acercaron mas a Ti.


Por la pérdida de un ser querido,
cuan difícil me resultó aceptarlo.


Hoy, de nuevo ante el pesebre,
en esta plaza, símbolo de tantas culturas,
con dos pequeñas primaveras de ilusión
asidas a mis manos fuertemente,
con los ojos sorprendidos de emociones,
venimos a cantar tus alabanzas,
a nacer a tu lado en la humildad
que nos ayude a llevar contigo
la pesada cruz de la vida y la esperanza.


Ayudame Señor a interpretar cada día,
el mensaje de tu voz y tu palabra.


También sé que caeré muchas veces agobiado
y cansado, como sé que me tenderás la mano
y no dudaré en tomarla siempre.


Lléname de la esperanza y la generosidad
que me hagan mirar sin miedo el nuevo dia
y no abandones Señor, la obra de tu mano.


También he de pedirte perdón humildemente,
perdón como nunca lo he pedido,
pues la negligencia y el orgullo
lo han callado tantas veces.
Perdón por mi necedad y mi capricho,
por mis silencios y el exceso en mis palabras,
perdón por prejudgar a mis hermanos,
por mi falta de alegría y entusiasmo,
por cobardía y temor al compromiso.
Perdón porque me han perdonado
y no he sabido perdonar.
Por esa mano que no tendí,
por esa mirada que desvié,
por esos oídos que no presté,
por esa verdad que omití,
por ese corazón que no amó
por ese Yo, que se prefirió.


Me has escuchado.Ahora Señor,
Soy yo el que está dispuesto a escucharte.

Paco Casaña