Colaboración de Alvaro Cordón













¿Qué duda cabe, que las palabras padre y madre, son palabras mayores?

Son palabras cálidas, palabras de afecto. Su significado abarca, tanto a lo que hace referencia a la procedencia de origen, como a la relación de afectividad y cuidado hacia los hijos.

Se retira el libro de familia, y se da a cada cual una ficha individual. Pero, si ya tenemos documento identificativo individual, ¿para qué la duplicación? Esto es una forma de romper la identidad familiar.

Esto minimiza los vínculos afectivos y las relaciones de proximidad entre padres e hijos. ¿Por qué?

Además de ello, determina que a los padres se les denomine: progenitor 1 y progenitor 2. De hecho, tal denominación sólo refleja una relación física esporádica, no proyectada en el tiempo.

Si a los padres no se les llama padres, ¿cómo habrá de llamárseles a los hijos? Por pura lógica; si no hay padres, no hay hijos. A progenitor 1 y progenitor 2 correspondería: nato 1, nato2, nato 3...

Como se ve, todo muy aséptico e impersonal. El fondo de la cuestión es preocupante, nos trae a la memoria episodios inquietantes y perversos del pasado. ¿Nadie recuerda los tristes orfanatos en los que habían niños arrancados (por motivos inconfesables) de los brazos de sus padres?

De acuerdo, no son estas las circunstancias, pero guarda similitud en lo concerniente a la ruptura de lazos familiares, y eso ya es grave de por sí. Hay que medir las posibles consecuencias de los hechos.

Progenitor: Pariente, en línea ascendente, de una persona. Viene de la palabra progenie.

Progenie: Casta, generación o familia, de la cual se origina o desciende una persona.

Estas definiciones son pertinentes y dejan claro que se hace un mal uso de la palabra progenitor, ya que sólo pueden ser progenitores quienes intervienen en la procreación de una criatura. Todo lo demás es pura manipulación. Precisamente, la estructura familiar que es milenaria, y algún motivo profundo debe haber para ello, es muy anterior a la familia religiosa.

Lo de progenitor 1, progenitor 2, que es un despropósito desde el punto de vista lingüístico, también lo es desde la tan proclamada e ineficaz ley de igualdad de género.

En primer lugar: ¿por qué no se habla de progenitor, progenitora? ¿Por qué a la madre se le llama progenitor? ¡...Y después vienen con eso de miembro, miembra...! Es todo muy incoherente.

En el caso de ser dos hombres quienes adoptan a un niño, lo de progenitor no desencaja en cuanto a lo de igualdad de género, pero si en lo que respecta a la significación porque, evidentemente los dos no pueden ser progenitores, aunque uno de los dos sea progenitor propiamente dicho.

En el caso de ser dos mujeres, debería hablarse de progenitora 1, progenitora 2. El no hacerlo, choca

frontalmente con la pretendida ley de igualdad de género, ya que a las mujeres se les llama progenitor.

También choca en lo que respecta a la significación porque, evidentemente las dos no pueden ser las progenitoras, aunque una de las dos sea progenitora propiamente dicha, es decir, quien le ha dado vida.

La condición de progenitor es inviable, por imposible, cuando quien quiere ostentar tal condición es ajeno a la concepción de la criatura. Es una condición que requiere la implicación física del titulado.

Lo de padre o madre, al ser un concepto más amplio, que tiene referencias afectivas, si que podría ser aplicado a quienes dedican su afecto y cuidados a una criatura, aunque esta criatura sea adoptada.

A estos padres se les puede llamar padres o padres adoptivos, pero nunca padres biológicos.

A los progenitores se les puede llamar padres o padres biológicos, pero nunca padres adoptivos.

Lo común en las dos circunstancias es padre o madre, por lo tanto es lo que debiera mantenerse.

Por favor, no nos compliquen más la vida, y afánense en paliar los graves problemas que tenemos.

Alvaro Cordón