Poema de Emilio Sánchez











¿Qué te inquieta,

la siempre bella a mis ojos,

que te desvelas,

y, desasosegada,

no duermes?


¿ Acaso no sabes,

alma mía,

que sigo siendo tuyo,

como el primer día,

que cuando me entregue a ti

lo hice para siempre

y, como sarmiento rastrero,

me agarro a tu figura,

te sigo y te idolatro

y cual yunque dolorido

aguanto los golpes de la vida,

te los evito y protejo,

aunque, torpe,

como piano de agua,

no sepa demostrártelo?


¡Tranquilízate, descansa,

que yo velaré tu sueño!


Emilio Sánchez