La Paz

Artículo de Encarna Recio Blanco

Si algún día llega la Paz al mundo y estoy dormida… ¡Despertadme, por favor, que quiero sentirla! Con todas las armas de esta Tierra haré una hoguera maldita, para que todas se extingan y se queden en cenizas…

¡Despertadme si  duermo!

Que no quiero ver a más a  los niños muriendo  en pateras, ni entre guerras cruentas, de un lado para otro, con hambre, con frío y miserias, como si fueran muñecos de cera.

Los quiero ver con  pan, con sonrisas, sin miedos y  con el amor en sus venas…

¡Despertadme si  duermo!

Que no quiero ver más las calles llenas de manos tendidas, ni cuerpos muertos de frío tirados por las esquinas.

Ni a los hombres buscando trabajo, ni a mil gobernantes sin gobernarnos, ver a los pueblos trabajando mano a mano, sin misiles por en medio y sin fieros sanguinarios.

¡Despertadme si yo duermo! Que quiero ver justicia para el inocente, patria para el desterrado, cobijo  para el  mendigo  y auxilio para el perdido, ni las calles llenas de banderas ondeando, clamando por las desigualdades en el paro y sin  trabajo.

Ni a gobernantes corruptos sin gobernarnos, que solo ansían  el poder y el dinero, sin importarle las penurias y las injusticias que están sembrando en esta tierra prometida.

Quiero ver un mundo sin fronteras, sin alambradas, sin hombres que matan y violan a sangre fría ni a jueces que dictan sentencias dependiendo del color de su bandera.

Y que  el mundo sea de todos, ni  príncipes ni lacayos, ni a reyes con coronas en palacios, mientras el pueblo llano con hambre y con sed no tiene trabajo.

¡Despertadme si duermo!

Ahora nos horroriza ver esta cruenta guerra  que nos aterra, donde se están vulnerando todos los derechos humanos de un pueblo, que en paz vivía, y ahora sus casas derruidas, con su patria destrozada, errante van los inocentes, entre las bombas que estallan, buscando una tierra que les acoja, un poco de comida y un abrazo  de aquellas personas solidarias y generosas.

¡Dictadores, sanguinarios y enfermizos! Escuchadme, por favor, parlamentar con el alma para que acabe este horror.

¿No veis a niños muriendo? ¿No veis a madres pariendo? ¿No veis a esos viejecitos que ya no pueden, ni con su alma?

¿Es que no os queda ni un solo gesto de magnanimidad?

Os ensañáis cruelmente con esos seres humanos, como fieras hambrientas, que pagaron con sus vidas sin saber a ciencia cierta la razón por la que morían.

Naciones de todo el mundo, pueblos escondidos, calles y avenidas, salgamos a las calles con el mejor objetivo de darles amor, ¡fuera las armas!

Vamos a darles nuestro cariño y vayamos a reunirnos en un parlamento, donde nuestras voces paren estos desatinos…vayamos juntos a hablar al jefe que estará escondido en alguna guarida cual lobo sediento del poder maldito.

¡La paz se consigue siendo amigos, de nuestros enemigos!

Con nuestras manos unidas volveremos a sembrar, en las ruinas que quedaron el trigo de nuestro pan.

Y con el amor a flote, con la Paz y el trabajo floreciendo, podremos hacer un Mundo sin las armas de por medio.

¡Despertadme si yo duermo!

¡Dios mío! ¡Dios mío! Sólo me quedan las palabras…para pedir a los cielos que ilumine a esas negras conciencias y deshaga el frío de sus heladas almas.

¡Despertadme si yo duermo!

Pero si me hubiera muerto…Recordar que cada día de mi vida, luché para conseguirla… ¡Con el fusil de mis poesías!

¡Despertadme si yo duermo!

Encarna Recio Blanco es miembro de la Unión Nacional de Escritores de España.