Un poco de todo
Un dedal de coincidencia,
que yo también cosí alguna prenda.
¡Caracoles! en la cazuela
que no, con signo de exclamación
en algún verso de poema.
Casi, que llegó a rendirme
por palabras hermanas,
cogí la pluma,
las hice primas, las hice rimas.
Las botas usadas trazaron camino
detrás de una bandada
de pájaros volaban
construyendo destino.
Los sonidos del viento
entonan en el oído,
canciones de amor y fango
desafina alguna nota de pena,
y nace un tango.
Anda súbete al pajar,
que encontremos la aguja
que ayudados del dedal
con el que comenzamos,
remendemos lo que no nos gusta
de la vida, que nos han prestado.
Siempre tan enredados
en el asfalto, el trabajo,
en las prisas, en lo abstracto
con la cara dura de robarle
el permiso a la vida.
El orden y el desorden, depende de ti
tan solo tienes que decidir,
donde me colocas a mí.
No pienses, descarga tu mente,
baila la música que sientes,
déjate llevar, devora ese mal humor
que fácil sería, dar pasos en la tierra
con la ingravidez de la luna.
Infinitas bocas entreabierta, entregadas
los pasos de una paloma,
sobre las piedras de cualquier plaza.
La lluvia que cae, se alía con las luces
y a cualquier ciudad
le saca todo su brillo y exquisitez,
los secretos, los deseos innombrables,
las cosas sin pasión y el miedo a perder.
Pero… tú sabes que habrá más océano
después del horizonte.
María Luz Reyes Muñiz es miembro de la Unión Nacional de Escritores de España.