Soy estas manos, unidas a un cuerpo,
que cumplen tareas y logran los sueños.
No cargan las armas ni golpean pechos;
detienen la espera y alivian el peso.
Reciben convexas, se juntan en rezo;
ofrecen ayuda, no cercan el cuello.
Ondulan tu piel si hipa el silencio,
gritan libertad aireando tu pelo.
Las simples manos, niña de ventura,
que amasan pan y mezclan la arcilla
ciñen cintura y movieron cuna,
son dúctil tiento sobre tu mejilla.
Son dos extremos, unidas a un cuerpo,
que trenzan los juncos y escriben versos.
Firmes en pacto, nobles en los sueños,
dirigen pinceles bailando en vuelo.
Son las manos algo más que estos versos:
ternura de tacto, firme asidero;
alivios del alma, sustento del cuerpo
y suaves voces que gritan «te quiero».
Manuel Fuentes González es vocal honorario de la Unión Nacional de Escritores de España.