Artículo de Juan Antonio Palacios Escobar
Nuestra personalidad vive importantes transformaciones a lo largo del tiempo, y aunque he de confesar que soy un amante de la lectura y de los libros, sin considerarme un adicto, tengo que reconocer que desde la imitación a la observación, en el aquí y el ahora existen muchas maneras de adquirir conocimientos y aprender conductas.
Hay cosas que integramos automáticamente sin intención
por nuestra parte, aunque la mayoría requiere un esfuerzo personal, pero si me
permiten queridos lectores, somos animales sociales y aprendemos de los demás y
con los otros.
En esa relación con el mundo que tenemos desde que
asomamos nuestras cabezas a esta feria de humanidades y vanidades que es la sociedad, nos vamos comunicando de
diferentes formas con gestos , multisensorialmente, con la palabra oral o escrita , y en la actualidad con las
nuevas tecnologías con las redes sociales ,y vamos construyéndonos ,
afirmándonos o debilitándonos, pero tal vez una de las cosas que más huellas
nos deja son nuestras charlas desde que aprendemos a hablar, pero sobre todo a
escuchar.
Probablemente en todos nosotros una de las vías que más
impacto y recuerdo haya dejado en nosotros son las conversaciones con todas las
personas y personajes con los que nos hemos relacionado. Y hemos intercambiando
fantasías, reflexiones, deseos y emociones, pensamientos y sentimientos que nos
han hecho más maduros personalmente.
Me reconozco un curioso empedernido y que en un
entrenamiento de muchos años hablando con muchas gentes, me he acostumbrado al doble
ejercicio de decir y escuchar para que
el comunicarme con quien sea me resulte enriquecedor, sobre aquello que debo y
que no es conveniente hacer en cada momento.
Nos tenemos que convencer y entrenar que hay veces que
las razones nos asisten y otras que nuestra opinión es discutida, y tras una
pensada hemos de estar dispuestos a modificarla, porque como dice el refrán “rectificar
es de sabios”.
Vamos aprendiendo de la gente que sabe de algo y de las
que no tienen ni zorra idea de nada, pero para eso hemos de estar con todas
nuestras ventanas abiertas y dispuestos a oír con atención y por supuesto a aprender. En un mundo tan
polarizado como el nuestro nos encontramos con quienes más dominan una materia,
y más sencillos suelen ser , mientras
que en caso contrario nos topamos con personajes que no hay quien los soporte
,y evidencian su ignorancia.
La sociedad actual nos impulsa más a hablar que a estar
atentos a lo que el otro nos dice, como si ejerciera una sensación de dominio y
reafirmación de nuestra propia identidad , quizás sea una de las razones por la
que funcionan tanto las redes sociales. Además ocurre otro fenómeno y es que
nos distraemos. Tal vez la búsqueda del equilibrio esté en hablar lo necesario
y escuchar lo suficiente, en poner toda nuestra atención para entender
adecuadamente al otro y no querer iniciar una discusión que se convierta en un
conflicto por una nadería.
He tenido la suerte de charlar de muchas cosas con muchas
gentes, y he aprendido más de las criticas que de los halagos, de las búsquedas
que de los debates, de ser abierto y huir de los dogmas, de no interrumpir , de
preguntar humildemente si no sabemos algo.
Juan Antonio Palacios Escobar está galardonado con la Medalla de San Isidoro de Sevilla, de la Unión Nacional de Escritores de España.