Jubilación, un tiempo nuevo (I)

Relato de Manuel Fuentes González

Históricamente los conceptos vejez y jubilación han estado estrechamente relacionados. Con el paso de los años, la espectacular mejora de las condiciones de vida y las prestaciones del denominado «estado de bienestar», suponen una ruptura de ese viejo concepto.

Prepararse para la jubilación

Es importante prepararse para la jubilación y, llegados aquí, tener conciencia de que todavía hay un papel que desempeñar en la sociedad y en la familia; debemos sentirnos útiles, vivos, activos, con ilusión, con aspiraciones, con esperanzas. Los expertos afirman que deben de potenciarse más programas de preparación a la jubilación en todos los sectores sociales, en las empresas y en las instituciones públicas, con el respaldo del Estado.

Algunas instituciones cuentan con iniciativas en esta buena dirección, que conviene ampliar. Los homenajes colectivos a todos los que alcanzaron la edad de jubilación en el año anterior son un detalle ulterior y plástico, pero ya sobreviene al cese de la actividad profesional. Vendrán tiempos mejores; hay que tener esperanza, «el sueño del hombre despierto», como la definió Aristóteles.

Se envejece más rápido cuando se piensa demasiado en la jubilación

La perspectiva de la distancia da alas al atrevimiento. Conviene decir a todos, especialmente a los jóvenes, que «como os veis nos vimos, como nos veis os veréis». A los veteranos, próximos a pasar a nuestras filas, les hago esta propuesta: planificad el retiro de vuestra actividad laboral como un nuevo tiempo para vivir. Los deseos de jubilación son una excelente oportunidad para preparar la transición entre el trabajo y ese nuevo estado que ha de venir. Hay que hacerlo de forma ordenada, sensata, sin aversión a las responsabilidades y al trabajo cotidiano en el tiempo que aún queda pendiente. No olvidéis que se envejece más rápido cuando se piensa demasiado en la jubilación. No tengáis prisa en venir con nosotros; los jóvenes jubilados os esperamos desde este lado otros…treinta años.

Conviene recordar también a todo tipo de autoridades, a los directivos y quienes tienen los empleos y categorías más relevantes, que desde tus atalayas han de prevenir ese forzoso aterrizaje a una cierta “postración social”. Su vuelo de descenso es muy vertiginoso; el aterrizaje un peligro si no se sabe “planear”.

Una última reflexión para «nosotros», los ya retirados de la actividad laboral: debemos motivarnos y aprender a vivir el tiempo libre. Sea cual fuere la extensión real de este periodo, la jubilación es el momento de añadir vida a los años, no de descontar años de vida.

Manuel Fuentes González. Escritor, vocal honorario de la UNEE.