Elina Pereira Olmedo, poemas

Poema sobre poema

                                                                                

                                                                                A partir del poema Fiera,                         

                                                     de Mariana Feride Moisou, una respuesta

 

Donde Helios despereza su pupila incandescente,

Allí, en la lejanía se desliza una barca

Una sola vela apunta su vientre hacia el oeste

A bordo, una quimera

 

abre las fauces, bosteza, estira el cuerpo en la tensión del viaje

-no hay brújula, el timón lo gobierna el viento

y el este nace donde alumbra el sol-

El viento que mece las palabras en la cuna,

apunta los silencios

 

La mar en calma esconde abismos. Poseidón duerme, descuidado, los pies envueltos en algas florecidas de olvidados naufragios

Mariana no olvida.

Al otro lado del mar, bajo el cobijo de un techo provisional, tu cuerpo en llamas conserva en su pelvis voces y recuerdos. Una mesa antigua crepita en la cocina, consumida por el fuego de tus versos- la sal besa tus labios desatando silencios, y se funde en el ojo dorado.

Una semilla se hace raíz en tu mirada, brota el trigo mecido en la dulzura del viento

Tus pies descalzos recorren veloces el camino del dragón - pequeñas piedras crujen bajo tus pasos.

Husmea en el aire el aroma tenue del primer manantial. Donde el oscuro mar da a luz al sol.

 

Aquí, en el fondo de la cocina, los ojos de una patata

contemplan con asombro

tu cotidiano navegar entre los mundos;

y es tu existencia la que dibuja el mapa.

 

Una mujer es siempre una quimera;

Vive en el fuego

y la odisea se narra en el viento

Quien escuche,

sabrá

 

               ---------******---------


De otros diluvios oigo una paloma

                                                                Giusseppe Ungaretti

Sobre estas aguas nada interrumpe el horizonte

¿Qué hacía allí? Me preguntaba yo maravillada

Cuarenta días y cuarenta noches marcadas a uña en la pared

Edición en rústica entre los grandes tomos de medicina

Envuelto en cierto tufo polvoriento

De una librería minúscula y a punto de cerrar

Aquí dentro a la deriva entre la noche y el día acumulando soledades

¿Qué hacía yo allí? ¿A qué dios voraz debía el sacrificio?

Ningún puerto al que arribar ninguna roca o rama solitaria

Salvo este viejo libro de poesía italiana pequeño y gris

El tamaño apenas suficiente para el tacto de una mano

No hay sonidos como no sea el chapaleo de las aguas contra el casco

El suave susurro de sus páginas en mis dedos

Y nosotros

Nada más al acecho nada a la espera

                         Nada

Más que la interminable deriva de los días y las noches

Y entre incesantes mensajes que buscan aproximar el temblor

Esparcir serena mirada o un grito humano desconcertado ante su miedo

Desde un olvidado anaquel asoman

Sus tapas carcomidas

Y, entonces, de otros diluvios oigo una paloma


Robledo de Chavela, 17 de abril de 2020


Vendré

Con la lluvia, vendré

Del océano profundo, desenvolviendo el oleaje

Vendré

De aquel  susurro de las raíces en la noche

Desde las calles de asfalto congelado

Vendré atravesando alcantarillas

Los túneles del deseo abrirán compuertas ignoradas

Y vendré

A llenar tus pozos de luces saltarinas

Desplegando un abanico  en cada fuente

Lamiendo tus pies cansados del golpeteo monótono

Del gris de las aceras

Me extenderé sobre tu cuerpo sediento

Dejaré mi inocente sudor hacerse fértil

En cada vello, en cada poro

Excavando los terrones que te cubren

Me haré tierra en ti

Para re-encontrar mi alma


Robledo de Chavela, 22 de abril de 2022


Elina Pereira Olmedo es miembro de la Unión Nacional de Escritores de España.