Relato corto de Montserrat Fernández Mateos
Si alguna vez, la cordura me da la espalda, la sinrazón me sorprenderá frecuentando momentos inéditos.
Completaré al fin, el puzle de un cielo nocturno, desgajado en incontables puntos de luz.
Vagaré por el origen de las fragancias perdidas, que apenas apreciadas, muestran su poso intangible, su esencia fugaz de la que se nutre la nostalgia.
Desecharé la tortura recurrente del pensamiento, que taladra sin piedad y vuelve al punto de partida.
No me subyugarán las puertas cerradas, los folios en blanco, las preguntas mudas o las barcas varadas.
Dejará de intrigarme la inquietud de un pájaro en vuelo, una ceja alzada, la acritud de los lamentos o el llanto sin lágrimas.
Pisaré tierra firme, sin que pese el cuerpo, en un caminar erguido y recto, emanando coraje, como una flor bajo el aguacero.
Viajaré lejos, muy lejos, hacia la llamada del agua, donde la felicidad se vuelva silencio, y el silencio se llame, paz.