María Inmaculada García Gómez, poemas

Otoño 

Dime tú, otoño.

¿Cuántas granadas se habrán desgranado

deshaciéndose entre manos

para culminar las noches

en un sinsentido

en el reproche,

de tus muros por derroche?

 

Aguzando en ti las ganas

mimas por las ventanas

del tiempo descosiendo

tu llamada en el horizonte cierto.

 

Manantial de leyenda

la noche es tu ofrenda

como ave nocturna,

posada en su cuadratura

haces del honor... a la altura.

 

Propasado en envergadura

pose de tu dulce figura.

Despidiéndose al alba

resbala tu luz por las murallas,

escarpadas las esquinas

saltando hacia la campiña

corre tu voz homenajeada

desde la más alta torre encantada...

 

Tu dama es orilla

en el bosque mantilla

bordada de grana y oro

cual tesoro

del arroyo

que en él se arrodilla,

tras tu conquista.

 

Vista exquisita

transparente elixir,

apacigua la fragua

de su sinvivir,

a la noche, su estancia

reposada descansa.

 

Dulce bailarina (romance)

Altares serán sus pies

si sobre sus puntas danza

en el aire de la escena

sus pasos en francés gasta,

translúcido arte de poses

transporta cual nube blanca

al tutú en su buena estima

cisne posado en sus alas,

navega en el escenario

junto a las notas del arpa,

baila, que baila, que vuela

metáfora de oro alada,

bajo el telón los aplausos

sirven las palmas de plata.


Poesía en los Jardines

Doy las gracias a Santiago

por su magnífica idea

por difícil que me sea,

aquí estoy a ver qué hago

en esta gran odisea.                                               

 

Bienvenidos sean todos

a este encuentro cultural,

confío en mi recital

espero estén bien cómodos

en este ambiente plural.

 

Soy María Inmaculada

de La Línea Natural

del soneto enamorada,

su historia rememorada                                         

composición sin igual.

 

Ya dejo toda quintilla

sin más dilación la acabo

anuncian velo y mantilla,

prestando cabo por cabo

al soneto a mi plumilla.

 

Y como buen soneto, pues presento:

composición excelsa fue importada

de tierras italianas aclamada,

pues el endecasílabo es sustento.

 

Cuatro estrofas conforman el lamento

fuente de compostura, no enlazada

al verso castellano, fue obligada

al poema, su fiel renacimiento.

 

El romance realzó su valía

el soneto avanzó como monarca,

fue cortejado el verso en celosía.

 

Influenciados poetas de Petrarca

a Dante se sumó su poesía,

sus más finas variantes, su propia arca.

 

De catorce versos vive el soneto

y por arte mayor bien que suspira,

aunque de arte menor también respira

cuartetos y tercetos, tiento neto.

 

Un cuarteto le siembra el contenido

el otro se lo riega con su mira,

un terceto retoca noche y lira

el otro como orfebre merecido.

 

Las voces del amor se le atraviesan

los versos fustigados de armonía,

recorren cada sílaba estratega.

 

Sus íntimas verdades te confiesan

imploran con sublime melodía,

pues la retórica honra y se hace entrega.

 

El primero, el Marqués de Santillana

con sus “Cuarenta y dos sonetos fechos

al itálico modo” que en sus hechos

no adaptó a la métrica castellana

 

al gran endecasílabo a su arresto,

pero salió a su paso y en su camino

dejó forjada puerta a su destino

para sus sucesores, verso presto.

 

Murmullos al encuentro del soneto

pues la muerte agotó toda la rima

solo López de Vega y sus tres mil

 

libró firme batalla a su libreto

vencedor sagaz sobre su tarima.

¿Fue Giacomo da Lentini él gentil?

 

¿Gentil por fecundar el verso y estrofas?...

¿fueron Dante y Petrarca hacedores

de cuartetos fortuitos y oradores

de tercetos  adscritos cual estofas?

 

Más nombres dejaré en este trasiego

pero no he de olvidar a Juan Boscán,

y es porque sus recuerdos que están

bien Presentes en este encuentro y pliego.

 

Cual hoy nos encontramos en jardines

fue en el Generalife de Granada,

quinientos años suenan en sus muros.

 

Una conversación a todo y nada

si el veneciano y Juan fueron afines

convencido por arte a los versos más duros.

 

Fue perspicaz soneto que soñó

a la sutil Alhambra, monumento

adentro en armonía, sentimiento

sembró en su jardín, y fiel voló

 

El viento literato que produjo

en el Generalífe trascendía

por la corte de Carlos V ungía

pues al renacimiento bien sedujo

 

Ahora su patronato rememora

proyecto Navagero cual propuesta

al itálico modo de su encuentro,

 

donde las letras forman fiel su mora

de españoles poetas es la apuesta

e internacionales a este centro.

 

El evento y su epicentro

se extenderá cuatro años en impresiones

de la literatura y futuras publicaciones.


Llegó el mar (romance)

Entre espumas el furor

llegó el mar con sus respuestas,

sonidos de caracolas

por cada ola una vereda

del cansar de tu pisar,

húmeda verdad, tus huellas.

Y llegó el mar con sus aires

grandezas de altamar prestan

mareas dulces de sal,

sabor, almidón de velas.

Y llegó otra vez el mar

desnudo mástil que enreda

la rosa que el viento empuña

no me adentre a la tormenta.

Llegó el mar y tú corrías

recuerdos que me reflejan,

despierta el sol a la mar

por madrugada de fiesta

desde entonces en cada ola

tu sonrisa rompe y diserta.


Madre Natura

Destino de la madre, luz concibe

rayo, manto de sol, verdor reclama

sobre pétalo a pétalo derrama

su salto de viveza, amor describe.

Pasión de su color tal cual define

del verde a su esplendor, al rojo vierte

azar o perfección corre su suerte

la elección, el color, que se decline.

Destello primigenio por sus tallos

sin culpa va la rosa, olor en mano

bien fragante y elegante conquistando.

Mariposa monarca a sus trasmallos

alimenta a su estirpe en el verano,

las hojas del rosal va devorando.


La insistencia del tiempo

Entre el todo y la nada, existe un encuentro vacío de extravíos varios:

El desliz sobre las onzas de cristal ameniza la ligera arena…

en su caída libre llenando la nada,

para vaciarse del todo ante la fuente de tiempo,

de instantes correctos y segundos desfallecidos

de minutos conformados y horas apacibles

llenas de nada, la felicidad

y odas al todo agónico.

Entre tanto y tanto, el todo intentando llenar a su nada,

va perdiéndose a sí mismo hasta poder completarla,

deshaciéndose en el tiempo al formarse en un mientras,

el tiempo se le acaba...

Mañana no habrá sido nada, para el todo sin remedio.

 

Somos pequeños espacios de tiempo para algunos,

lagunas de senderos para el viajero que nos explora.

Sueños inalcanzables para el ilusionista ilustrado...

Destiempo, para el pasajero momento que partió,

sin advertirnos en su camino...

Estacionarios en desuso para él que la monotonía partió su roce;

estanques de paz para él que supo contemplar nuestra alma;

pero solo el tiempo nos hace paladear el aire que nos motiva,

en la ilusión y en la esperanza viva, por la libertad del derecho a la vida.      

     

Planeta y humanidad

El suceder metódico de vida

del tiempo ante su roce, ley... universo

atestigua la rima, acento y verso

entre tus manos fina voz derruida.

Ante un paso gastado, larga huida

diafragma contenido, el haz inmerso

orbitando la noche, al día disperso

el horizonte intacto, luz rendida.

Esfera cristalina, mar y tierra

fugaz fuerza que atraes, es su huella

impulsa su gemido, mar y fuego.

El bostezo de su alma fiel aterra

desliza su figura, cruel doncella

Morfeo desvalido a su amor ciego.


María Inmaculada García Gómez es miembro de la Unión Nacional de Escritores de España.