La presentación del nuevo poemario, organizada por la Delegación Sureste, tuvo lugar en la localidad de Cieza
El pasado 17 de mayo, y ante una numerosa asistencia de público en la Biblioteca Municipal Padre Salmerón de Cieza (Murcia), tuvo lugar la presentación del nuevo libro del escritor y miembro de la UNEE Manuel Balsalobre “A veces el mar, el otoño y otros momentos”, dentro de la programación de los actos y eventos organizados por la Delegación Sureste de la Unión Nacional de Escritores de España.
Dio comienzo el acto con las palabras de bienvenida del delegado territorial de la UNEE Juan A. Pellicer, quien tras informar de la no presencia de la persona encargada de la presentación de la obra Mirian Guardiola, consejera de Turismo y Cultura de la Región de Murcia, argumentando al autor problemas de agenda, continuó agradeciendo a la directora de la Biblioteca Municipal de Cieza Remedios Sancho Alguacil por continuar “proporcionando espacios y puntos de encuentro artísticos y culturales, tendentes a promocionar y favorecer el trabajo de los autores como en este que hoy nos congrega”.
A continuación y dado que finalmente se pudo contar con la presencia del prologuista de la obra, el también escritor y poeta y miembro de la UNEE Eduardo López Pascual, tras celebrar su asistencia se le invitó a pronunciar unas palabras, que giraron en torno a la lejana amistad con el autor. Una amistad que sirvió para que López Pascual en su momento ya lejano le expresara: “Manuel, tú eres un poeta y tienes la obligación de escribir”. Amistad, continuó- López Pascual, que es uno de los “palos que siempre me enseñaron y de la que Manuel Balsalobre y posteriormente la de Juan A. Pellicer, me siento honrado”.
Desde la perspectiva de prologuista subrayó que este libro le interesó desde el primer momento destacando especialmente el “hondo” sentir del autor, enfatizando que la poesía del autor nace de su corazón. Finalizando su intervención agradeciendo tanto al autor por su confianza, a la biblioteca y al delegado de la UNEE por su positiva y diligente labor al frente de la delegación de la que él forma parte. “Los poetas siempre estamos en “modo poesía”, dijo López Pascual para finalizar.
Seguidamente fue el delegado regional de la UNEE el encargado, a petición del autor, de presentar la obra. Pellicer comenzó su intervención recitando una de las estrofas contenidas en la obra. Reconociendo el reto que supuso para él en su momento el aceptar presentar esta obra, existiendo el riesgo de “no ser objetivo dada la amistad que le une a su autor. Testigo que recogí –continuó- con mucho orgullo y como pueden suponer con algo de nerviosismo también fruto de lo que para mi supone de responsabilidad de tratar de descubrir y desvelar de manera pública lo que desde la soledad de un escritor o poeta queda plasmado entre las páginas de un libro”.
No obstante, Pellicer se fijó como intención la de descubrir y trasladar al público “la belleza y el compromiso del autor con las letras y la naturaleza, resumiendo dicha actitud como de compromiso con la vida”.
Calificó la poesía de Balsalobre como de “sentida, profunda”, enfatizando que es una “poesía con aire nuevo, fresco, distinto, necesario, esa poesía envuelta en un halo de realidad actual, hecha de tiempos nuevos, cercana, concisa, sin las florituras propias con las que muchos se empeñan en adornar unos versos a veces cortos y escasos; esa poesía que engancha al lector avezado a sumergirse entre los poemas, y al lector neófito que teme tener por primera vez un poemario entre sus manos”.
Continuó Pellicer salpicando su intervención con fragmentos de poemas contenidos en la obra, los cuales, y a modo de argumentos, fue recitando.
Hablando de la trascendencia de la obra, tuvo un recuerdo para Eduardo López Pascual quien en un pasaje de su “brillante y atinado prologo viene a decir del autor que “…nos ofrece un verso que va más allá de la descripción bella, para sumergirnos en una transcendencia de la palabra…”.
Afirmó Pellicer, y con esto finaliza su intervención no sin agradecerle al autor la confianza mostrada, que la poesía de Balsalobre “nos habla de él, de su mundo, de la mirada amplia con la que se funde en el universo de las emociones y la belleza de la que es testigo a través de sus paisajes, y lo que quizá sea mas importante, la grandeza de la esperanza como queda expresamente demostrado a modo de reparador preludio en su dedicatoria”.
A continuación fue el autor quien toma la palabra para la presentación de su obra, agradeciendo tanto a Pellicer como a Remedios Sancho (directora de la Biblioteca Pública) la deferencia “que muestra siempre hacia nosotros”. También quiso agradecer a Carolina Camacho el diseño de la cubierta de la obra, y a sus compañeros Eduardo López Pascual y Pedro Diego Gil el prologo ya citado y epilogo respectivamente.
Comenzó su intervención reconociéndose hombre de letras y no de palabras, razón por la que dejó unas preguntas en el aire “¿Por qué escribir poesía hoy? ¿De qué sirve escribir poesía? ¿Tiene sentido para quién la escribe? …
Afirmó durante su intervención que “la escritura es contraria a la felicidad, ya que es una penosa senda plagada de espinos y guijarros, a diferencia de la lectura que es lo contrario, es la plenitud en sí misma. En la lectura estamos a salvo, en la escritura corremos el riesgo de fallar, el riesgo que las palabras nos atropellen, nos derroten sumiéndonos en el terror de las frases. Leer, sin embargo, alumbra y da calor al corazón, y continua desarrollando que escribir es como encontrarte en un glaciar que ensombrece y hiele las entrañas, pero aún así, en un intento masoquista puesto que insistimos en querer congelarnos en el iceberg”.
Reconoció el autor ser “de los pocos que estamos dispuestos a afrontar este desafío, a quedarse desnudos frente a los lectores y tocar el fango”. Sin embargo –subrayó- “no conocemos los poetas otra manera de vivir. Escribir pues, es modelar una arcilla luminosa que al final aquilata nuestra existencia”. Además, afirmó que al presentar su poemario no lo hace tanto para mostrar su “excelencia poética”, como para “hablar de su forma de caminar, observar y vivir todo aquello que da sentido a su forma de ser”.
De esta manera y cumpliendo su observación inicial (ser hombre de pocas palabras) finalizó su intervención, dando paso a un animado coloquio con preguntas de los asistentes al autor. El acto quedó clausurado con las palabras de despedida del delegado territorial de la UNEE.