Julio Francisco Alcalá Neches, poemas

De gigantes recordados

Gigantes invencibles nos sentimos.

Fue tan solo un instante juvenil

justo al límite del duro pretil

desde el que a batallar locos nos fuimos.

 

Quizás fuera la música que oímos,

el combinado haciendo su labor

o el latir a la orilla del amor,

la fuente de energía que tuvimos.

 

Visto ya desde nuestra frágil hora

aquello resultó pequeña gloria

pues hoy solo el dolor del viejo aflora.

Recuerdos de viaje en viva noria

para quien ya ningún gigante añora

pues completó un gran trecho de su historia.


Un libro especial

Érase una vez:

Dos niños (niña ella y niño él)

que vivieron su infancia

en tiempo y lugares alejados.

Ambos tenían algo en común:

un bello mundo que se creaban

con la fantasía de su imaginación.

 

Tanto les gustaba ese universo,

donde el dolor y la maldad

nunca tuvieron carnet de identidad,

que el asombro sentido al verlo

lo dejó grabado para siempre

en su alma de niños eternos.

 

Fueron creciendo sus cuerpos,

ya nadie les trataba como chiquillos.

Fueron sufriendo la vida, aguantando

al mundo y sus destinos, pero

siempre tuvieron en su espíritu

un mundo angélico-infantil propio.

 

Un buen día se encontraron, y

con pocas palabras y miradas

se reconocieron en sus paraísos.

Uno, se expresaba con dibujos,

la otra, con palabras poéticas,

y los dos, como ángeles jugaban.

 

Después, el hada madrina,

quien con dulzura nada humana

les guiaba y protegía, quiso

en un libro mágico, juntar pinturas

con versos de sus ángeles-niños.

Y así nació "Ángeles de papel".

 

Ella se llama María y él Vicente fue,

y así pintando y versando les presento,

"Ángeles de papel", un libro especial. 


Poema leído por su autor en el acto de presentación del libro “Ángeles de papel”, de María Fonellosa y Vicente Enguídanos. El acto tuvo lugar en abril de 2022 en Vinaroz (Castellón).


La canción del cooperante

El sol en este desierto
quema risas de los niños
los padres cierran sus puños
ante tanto mal vivir.
El agua es el milagro
de este pozo compartido
por extraños construido
y poder sobrevivir.

Secos pechos de las madres
ahora de leche fuentes
futuro para estas gentes
para mi, felicidad.
Soy andrajoso cooperante
pero no importa la ropa
que gané la mayor copa,
viva la fraternidad.

Sonríe digno africano
sin temor,
al nuevo vivir humano.
Ni sequía ni patrono
ni político abandono
robarán tu dignidad.
Letras bellas
hemos dado
y enseñado
a leer
a tus hijos
en la escuela
como agua
del saber.

Qué es el libro su tesoro
qué es su dios el conocer
agua la fuerza que impulsa
a su patria, el compartir.

Allá muevan los congresos
falsos hombres
por un punto más de ingresos
que yo piso el bello suelo
de gratitud y consuelo.
Y no hay noche
que no sienta
que me alienta
el amor.
Entre seres
que ayudamos
y vencemos
al dolor.

Qué es ayudar mi tesoro
qué es mi sueño la igualdad,
amor la fuerza que impulsa
a mi patria, el compartir.


Invierno en el Ribalta

Todo absoluto ignora el tiempo
como toda forma lo es en él.

Saben de una extraña manera
estos árboles deshojados
el instante preciso primaveral.
Conoce mi alma de igual forma
el momento exacto de renacer.

El mundo al que llega la hoja
tendrá un clima nuevo cambiado
y el mal viento de lo no natural.
La forma en la que reviva mi alma
será la furia de la revolución.

Todo amor supera al gusano
como todo cuerpo muta en él.


Última mirada

Eras entonces tan mayor
y estabas tan enfermo
que no pude negarte el gusto
de acercarte por última vez
a la orilla del mar
en la casa de baños del Grao.

No querías hablar conmigo
todo lo decías a tu interior,
te despedías del mar para siempre
y tu mirada hablaba por ti.

Al final con el gesto serio
me has dicho al retirarnos
–si existieran palabras
que expliquen lo que siento,
que las digan los poetas
que aman al mar y al viento–
Y yo te dije:
Palabras están todas
el problema es ordenarlas.

Tu mirada en mi recuerdo
levanta imágenes dolorosas
como la de un padre 
que casa una hija única
o un músico que sabe 
que no oirá más música.
Eras un pintor despidiéndose
de su obra más lograda
que nunca hubiera querido vender.

La sal de las lágrimas mientras escribo
llega a mis labios con el recuerdo
del salado sabor eterno de nuestro mar.


Darrera mirada

Eres llavors tan gran
i estaves tan malalt
que no vaig poder negar-te el gust
d'acostar-te per última vegada
a la vora del mar
a la casa de banys del Grau.

No volies parlar amb mi
tot ho deies al teu interior,
t'acomiadaves del mar per sempre
i la teva mirada parlava per tu.

Al final amb el gest seriós
m'has dit al retirarmos
–si existeixen paraules
que expliquen el que sento,
que les diguin els poetes
que estimen el mar i al vent–
I jo et vaig dir:
Paraules estan totes
el problema és ordenar-les.

La teva mirada en el meu record
aixeca imatges doloroses
com la d'un pare
que casa una filla única
o un músic que sap
que no sentirà més música.
Eres un pintor acomiadant
la seva obra més estimada
que mai hagués volgut vendre.

La sal de les meves llàgrimes 
arriba mentre escric als meus llavis 
amb el record etern 
del salat gust del nostre mar.


Julio Francisco Alcalá Neches está galardonado con el escudo de oro de la Unión Nacional de Escritores de España.