Poema de Francisco Espada Villarrubia
el día es una colmatación de
instantes agolpados
que se apelmazan como celdas
de un panal
y entretejen el dulzor y los
sinsabores con la música
de este caminar vacilante,
siempre en marcha;
a veces con deseos
vehementes de abandonar
y apearse en camino, cuando
el hastío
es cansancio y es vereda
vacilante hacia el precipicio.
Y así las semanas, los meses
y el resto de sumandos
que se encaraman en la copa
del árbol de la vida
y sueñan en cosecha
abundante y compartida,
en verdad, sencillez,
compromiso y solidaridad.