Poemas de Paco Casaña


Os traigo una estrella

Os traigo una estrella
de un cielo español y africano,
que sabe escribir versos sobre el agua,
a la luz difuminada de la luna.

Una melodía tribal, os traigo,
hecha a golpes de corazones que os quieren,
y templan, y construyen sonrisas
en el taller de las palabras encendidas.

También os traigo un punto de locura
que dejaré flotando, a vuestro aire,
en ese manantial que brota limpio
de vuestra mente inquieta.

Traigo “baraka”, suerte, deseos
de todos los que me quieren
y saben lo feliz que estoy de veros,
de los que no están, pero viven
en nuestros corazones esta inmensa alegría.

Unos versos, tejidos con agujas de emociones,
con el calor de San Lorenzo entre las manos
que dejo a vuestros pies en el camino,
como estera de luceros que se quede dulcemente,
tras la senda, siempre viva, de vuestros pasos.



El corazón sosiega sus latidos

El corazón sosiega sus latidos
y descansan nuestros anhelos
tras un fragor de vida que se escapa,
como esta primavera de flores encendidas.

Un canto deja notas suspendidas
a la orilla de un mar que alarga sus brazos,
buscando los colores de un sol que se abrasa,
entre bronces recortados al poniente.

Un poema, como una flor tardía,
deja su esencia
en un espacio nacido para la belleza
y la tarde de paso a una noche que,
tras sus últimos suspiros,
se va quedando completamente a solas;
la esperan los silencios vivos de las sombras,
las soledades todas,
los instantes en los que nacen los sueños
y los cansancios disipan sus excesos.

La esperan las quillas de las barcas
para besar la sinuosa ondulación
del agua que las mece.

En el cielo brillan multitud de estrellas
que se miran en la mar
tras las murallas de una ciudad de leyenda,
y la luna pasa con su sonrisa llena
cuando Melilla la mira.

El corazón sosiega al fin nuestros latidos
y el alba se llega sigilosa
por sus pies de aire.