La sirena


Poema de Julia Jiménez Caraballo

Andaba la luna
transeúnte de un cielo
vacío de luces.
A los piés de piedra
del faro desierto
una sirena
tocaba su laúd.
Su voz,
agua de cristales,
notas presas
entre los barrotes
de un pentagrama
taladraba el viento
como un eco triste..
Su cuerpo salado,
de corales nuevos,
poblado se reminiscencias
de historias antiguas,
-bocas incendiarias
de mujeres áridas,
fustas golpeando el aire:
No escuchéis sus cantos.
Sus silencios viejos,
-huéspedes crecidos
como estalactitas,
habitantes mudos
de sus claustros-,
oían por una abertura
a sus manos sabias.
Le sabía lejano.
Asió su mirada
en el infinito extraño
de la costa,
donde celebraban
la tierra y el mar
sus encuentros íntimos.
Entonó su sonata lánguida
por última vez,
y le puso alas.
A su alrededor,
rumores violetas
en el horizonte.
En lo alto,
una voz que ardía
hacía recuento de estrellas
ante un alba próxima.

Julia Jiménez Caraballo es miembro de honor de la Unión Nacional de Escritores de España.

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