Eulogio Gavela, poemas y textos

Abstraer banalidades

Vivir es abstraer banalidades

colgadas del blog de los recuerdos,

un  cúmulo de ciertas realidades

que puedan parecerse desacuerdos.

 

Si pienso las caricias de tus manos

perfumes de magnolios  sempiternos,

los besos que resultan soberanos

aunque estén reviviendo en los avernos.

 

Viviendo la pasión que guardo dentro

te veo recostada entre la almohada

el perfume de flor ilusionada

 

sintiéndote del todo mi epicentro.

La vida es el morir todo por nada,

un cúmulo de amor de madrugada.


Los predicados

Es difícil cumplir tus predicados

peticiones absurdas, disentido,

como ciertas carencias a ambos lados

sin que alberguen inmensos contenidos.

 

Si es de noche quisiera fuera día,

por la noche ocasos, madrugadas,

como  quien diseña  acaso  poesía,

sabores de pasión azucaradas.

 

Miradas de lujurias desterradas

pensamientos callados, viscerales,

pobladores de instintos terrenales

 

que pueden resultar casi alocadas.

No quiero sorprenderte, primavera,

son sueños del vivir en la quimera.


Sinalefa

Sinalefa, canción desesperada

que guardo en los profundos manantiales

y no es en singular, son los plurales

de lo  que fue  canción tan trasnochada;

 

conociste aquella estrofa deseada

que vive en los recuerdos abismales

sonando en los  conjuntos terrenales

 

de músicas un tanto adulteradas.

Sabores, esos son los que  recuerdo

como aquellas nubes aun  soñadas

 

de aquel  pasado incierto que me pierdo

en  un montón de las horas deseadas

con el pasar del tiempo no concuerdo,

blasones  de canciones añoradas.

 

Mi espacio

No se si lo que quieres es mi espacio

o tan solo un repaso a mi recuerdo

es el tiempo que hace un comentario,

que en algunas situaciones remuerdo.

 

Si quieres te lo dejo todo entero,

quizás nunca sabrás si es madrugada

tú presencia a mi lado es lo que quiero

al final de cada  absurda jornada.

 

Un posible,  tal vez  un hasta cuando,

si es que quieres me dejas un mensaje

ya  que sabes que te sigo  esperando

 

porque que eres ,bien lo sabes, el paisaje

que riego con cariño en cada estando

si es que el tiempo se queda reposando.

 

El desván del tiempo

En el desván del tiempo te he guardado

oculta entre las cosas importantes

inmersa alrededor de los instantes

que algún dios caprichoso me ha robado.

 

Al fondo de un recuerdo envenenado

que habita en la oquedad de los estantes,

te mezclas con extraños habitantes

del mundo inaccesible del pasado.

 

Pareces tan volátil como el humo

en cambio todo te hace necesaria;

detrás de esa apariencia tan precaria

 

hay algo inapreciable que presumo;

no giras entre las  líneas usuales

que solo el sueño viste de normales.

 

Carretera secundaria

Es esta carretera secundaria

 que lleva lentamente a mi destino

 la distancia hasta el fin de aquel camino

 en el tiempo ya fuera extraordinaria;

 

la transformas en pasos necesaria

con la marca, las muescas de asesino,

el sonido cercano que imagino

al vivir en la mar fuera precaria.

 

Si rompieras este aire a barlovento

 el sentido golpea la ventana,

ya sería principio de semana

 

arropando  gentil mi sentimiento.

Es la curva profunda de la vida

que nos deja el sabor a despedida.


Ausencias

Las ausencias encienden a intervalos

inmensos manantiales de dolores

son productos de aquellos sin sabores

sentidos en la noche como escalos;

 

fueron leves, pequeños varapalos

como intenso susurro de las flores

que dañan hasta incluso los honores

pudiendo parecernos casi escualos.

 

Si te vas no comentes hacia donde

tampoco cuanto tiempo estás ausente

de que agua beberás ni de que fuente

 

 el saber ni el sabor del que se esconde.

No me enciendas la vela del pasillo,

te conservo guardada en mi castillo.



Si quieres mándame un beso

Si quieres  ya lo ves, mándame  un beso
impregnado de tarta de manzana
la que degustas en cada mañana
y que sueñas en cantos de embeleso.

Simplemente  pretendo, tan solo eso,
que me abraces desnudo en la mañana
arropado por nubes en la cama,
por el día te sueño, lo confieso.

Te acaricio la espalda suavemente
ese cuerpo vestido de sultana
soy tu rayo de sol en la ventana,

si fuera un rio de amor, el afluente.
La distancia la tengo constreñida
 no quiero, bella flor, que estés perdida.

Mundo irreal

Este mundo irreal en el que vivo
tapado por la niebla de otro tiempo
al que de cuando en vez yo le prohíbo
por si fuera a causarme un contratiempo.

Es la mente que vuela silenciosa
sin que nadie pudiera controlarla
a intervalos distante, cadenciosa,
por saber aún no sé ni cómo usarla.

Me despierto flotando en el espacio
me arropa la caricia de una nube
en constante vaivén de baja y sube

que diría me tiene en un palacio.
Espérame, no marches Luna mora,
mis sueños son la Caja de Pandora.


Soneteando

Enredada en la rima de un soneto
se columpia la estrofa consentida
resulta corazón, la más querida
pudiendo realizar lo que prometo;

de sueños lo contemplo tan repleto
un amor como impávida, sentida,
para curar a besos esa herida,
si quieres te la cuento hasta en secreto.

Los tercetos queridos y soñados,
los cuartetos serán de agacadabra
que contengan tan solo la palabra

y puedan resultar hasta sentidos.
Ya termino, catorce y está hecho,
me marcho tan ufano y satisfecho.


El muerto cobró vida

Por más que se afanaba el caballero,
la chica nada, no…que no sentía,
llevaban con el acto todo el día
y estaba ya cundiendo el desespero.

La plaza se encrespó con el torero
y el pobre del zagal se consumía
buscando la reacción mientras gemía
en un rincón del baño lastimero.

“Señor, que tú justicia me ajusticie
con otra pena menos tormentosa,
el yugo de esta enorme y dura losa

que aplasta mi sagrada superficie.”
Tan honda su oración y tan sentida
debió ser que el muerto cobró vida.


Bébete la vida (sabineando)

Si te bebes la vida poco a poco
a sorbitos, con tragos muy pequeños
y sonrisas que lanzas como un loco
en la hoguera de luz del que queremos;

no le cierres la puerta a casi nada,
es absurdo que hagamos lo contrario
solo un cuando dormido en la alborada,
te disfrazas de poeta carcelario.

Mes de abril, no adelantes  por la izquierda
ya que el tiempo se torna en algo absurdo 
irascible y pregunta si es tan burdo

de tal modo que hace que me pierda.
Uno menos ya queda para irme,
mañana deja al fin que lo confirme.


De esta forma

De esta forma recorro a cortos pasos
a hurtadillas, mirando a tu cadera,
como ese aire del Norte que estuviera
de visita por  todos los Parnasos.

Si quieres me trasformo en los ocasos
por abrazar tu cuerpo desde afuera
o quizás escondido en la escalera
siguiendo de este modo así tus pasos.

Te propongo que vivas a hurtadillas
este amor que es platónico, lo sabes,
también puedo dejarte hasta las llaves

besando de mil formas  tus mejillas.
Terminando va este sueño deseado,
si quieres te lo cuento aquí, a mi lado.


Entre sueños

Entre sueños salvajes me he perdido
a la musa Pandora he invocado
la sentí tan cercana y a mi lado
que su tacto de mieles me ha invadido;

el amor es un acto consentido
que resume el rumor acalorado
y transmite aquel tiempo bien soñado
en un algo que anhelo permitido.

Mis manos no te tocan y te sienten
pues viven en el nido del Parnaso
vigilan la caída del ocaso

por ver en el final eso que cuenten.
Que sueño tan dispar y tan confuso,
así tienes mi amor casi en desuso.


El vivir

El vivir tiene siempre un hasta donde
que limitando el tiempo en su carrera
nos va señalizando lo que esconde
aun sin saber decir lo que perdiera.

Nunca indicará el tiempo que nos queda
tampoco a de marcar las circunstancias
acaso nos dirá lo que suceda
a las que damos pocas importancias.

Un día nos sorprende de improviso
la parca mal vestida y despeinada
apenas atacando y sin aviso

abrazada a la fría madrugada.
Aurora sideral, si me acompañas
te dejo un pedacito de mi almohada.


El tacto del agua

Hasta el tacto del agua es diferente
ni acaricia no arrulla, solo nada,
como aquella  canción desdibujada
la música  no existe, solo ausente.

Bien trate de seguirte la corriente,
me topé la sonrisa apasionada
diciendo sin decir no dice nada
murmurando aquel sonido incongruente.

La toalla se desplaza lentamente
por todos los rincones de mi  vida
los riega de sabor a despedida

como el rumor más turbio de esta fuente.
Tu frío se desplaza por la espalda,
antaño lo sentí como guirnalda.


Ciento volando

Son los ciento volando que hoy escribo,
es la rima rimada en serventesio
la magia que plasmada en este libro
con aires de traslado al Polinesio.

No preguntes porque ni que motiva
un conjunto de absurdas pinceladas
si al compendio distante que describa
el cálido mirar de las miradas.

El pincel bien sujeto entre los dedos
y los ojos clavados en la nada
soñando los colores de alborada

tapados con la distancia del miedo.
Como será aquel trazo que imagino,
ausente caminar del peregrino.


Desnudar palabras

Desnudaba palabras la otra noche,
de improviso llegó la madrugada
con su toque gentil de aquel reproche
que queriendo decir no dice nada;

sonaba a lo lejos un teléfono
que marcaba la pausa en su llamada
con el ruido cansino de su tono
y aquel  sonar sonando dice nada.

Cuantas horas soñando veo tu cara
que enredada en los juegos siderales
ruego a Morfeo aquel  dios se quedara.

Retorna nuevamente a mi camino
no dejes para nada otro mañana
sin dudar que  ese aquel destino
que vive encadenado a tu palabra.


Desierto imaginario

Voy cruzando un desierto imaginario
que no sé ni tal vez donde conduce,
es  la senda que esconde lo que luce
y guardo cautelosa en el armario;

me visto de tuareg estrafalario
que de arena así envuelto se reduce
a tal excitación que le produce
el mínimo silbido literario.

A la grupa del verso cabalgando
bien sujeto a la jiba del camello
con el toque fugaz de aquel degüello

que anduviera anteanoche rebuscando.
Nubla, Luna la luz en la mirada
que la nube te arropa enamorada.


Estrofas del silencio

Jugamos con estrofas de silencio
colgadas en retazos de la nada
impropio renacer de madrugada,
los sonares torpes el oído necio.

A tus pies me reclino y reverencio
esperando esquivar esa mirada
rogando ya termine la jornada
y ver si de tal forma me licencio.

Difícil entender ese dictado
no sé de  qué colores tiene el brillo
si fuera de aquel propio del tomillo

quizás de un tal marrón azucarado
que pueda ya dejarme aposentado
tu morada, la torre del castillo.


Buscar un motivo

El buscar un motivo necesario
para así realizar el compromiso
que me impuse dejando lo preciso
sin que fuera siquiera extraordinario.

Lo supuse cual gesto voluntario
de esta forma y de modo tan conciso
admitiendo asumir algo impreciso
por poder aceptar algo no vario.

Son campanas distantes en la vida
lontananzas, vaguadas de verdura
resonares gozosos de frescura

que marca sin querer aquella huida.
Mis recuerdos se amarran a los tuyos,
es el río de amor de los arrullos.


Alisar

Alisar hoy tu pelo mal peinado
que se escurre en el cauce de mis dedos
sensación de descuido abandonado
el contacto deseado como anhelos.

Mirarte y sentir así esa mirada
el beso que al besar es solo beso
la nota de canción tan bien tocada
que dice lo que quiere, solo eso.

Tu cuerpo está enredado con el mío
aquella danza eterna del te quiero
inmenso el mismo son del desafío

de tanto ser así eso prefiero.
Que no despierte aun esta mañana
en mis manos quisiera tus cabellos.


El grito de la paz

La paz fue quien gritó “ya no más guerra”,
el tiempo le asentía ensimismado,
quemaba sus deseos en la hoguera
de horas cosechadas del  pasado.

La niebla lo envolvía muy despacio
cubriendo las heridas delicadas
y quería  solamente ser reacio
a los sueños lejanos de miradas.

Qué más quieres saber, maltratadora,
si me tienes prendido de la falda
en un hay sin saber de rojo y gualda

con la muerte cercana y tentadora.
Si quisieras saber cuál es el día,
sólo lee este soneto, amiga mía. 


Me gusta

Me gusta recorrerte con la vista
y hundirme en el colchón de tú latido
dormir dentro del beso suspendido
hacer de esa sonrisa mi autopista.

Quisiera ser el diablo, tú exorcista
morderte donde nadie te ha mordido;
sentirte como siempre he consentido
amarte con misterio de alquimista.

Deseo contemplar la luz dorada
del Sol que en tus cabellos se desliza
jugar a ser la nave que aterriza

detrás del aeropuerto de esa almohada;
bien quiero que te vayas más regreses
y cuando me apuñales  me embeleses.


Sueños

Sueño noches tempranas a tu lado
cual galernas dispares y profundas
alumbradas por luces de tu faro
desprendiendo pasiones tremebundas.

No deseo que llegue la mañana
que esta noche resulte interminable
porque tú eres la fruta más lozana
con el matiz de amor insuperable.

Te tengo y bien anhelo aquel suspiro
que siento muy de cerca, tan lejano,
un sueño tenebroso del arcano

cuando en la noche oscura te respiro.
No sé  de qué color será la vida
ni tampoco su sabor a despedida.



Esa piel

Esa piel con perfume de manzana,
pincelada del son y aquel latido
sutil, tan delicado cual gemido,
que pueda semejar la porcelana,

excitante sonido en la mañana
al escuchar sereno tu suspiro
que muestras como mar embravecido
si acaricio constante tu mediana.

Son tus labios, sabor de zarzamora,
los pezones los fuegos delicados
 tu ombligo es el desdén de mis pecados

con la marca sutil que me enamora.
Qué más quieres saber, sultana mía,
reina mora, mi bella poesía.



Hojas muertas

El otoño que hoy viene a visitarte
envuelto en mil retales de colores
aromas de fragancias y de flores
con los toques sutiles de aquel arte;

 la porción diminuta de la parte
desnudando diminutos estertores
de hojas que desprenden los temblores
 aquel viento fugaz que las arrastre.

Alfombras la vereda del camino
con el toque temprano de la muerte
el vaivén lastimero, inconsecuente

que no encamina a nada ni al destino.
Te miro  así recreo la mirada,
anochece,  después la madrugada.



Los trozos a este tiempo

Le robaré los trozos a este tiempo
que teje enmarañado mi pasado,
angustia de decir lo ya acabado
como si fuera simple pasatiempo.

Ese abrigo sutil cual de entretiempo
abrazando insolente tú pecado
en susurro de amor desesperado
convirtiendo el pasado en un destiempo.

Deja sol que la lluvia me acaricie
no maquilles siquiera su dictado
 de lejos el sonido alborotado

que pueda ser el son que me ajusticie.
Va  muriendo el verano lentamente,
y aun no encuentro a quien lo represente.


Cuartetos

La vereda va al camino
el sendero va a la mar,
¿dónde conduce el destino?
¿dónde nos quiere enviar?
                                      
Por la suplica de amores,
ese dulce palpitar
que se convierte en las flores
que te regalo al pasar.

Es que eres poesía,
solo es  eso, nada más,
cuando te acaricia el día
que despertándote estás.

Así pasan los minutos,
espero del regresar
me regalen esos frutos
de tus labios el besar.


Cansancio

Cansado ya de andar  tanto camino
sin destino final que bien quisiera
me siento tan extraño, tan mezquino,
como una rosa mustia en primavera.

A veces no recuerdo ni adivino
si los pasos que van quedando fuera,
son las huellas marcadas de cualquiera,
ante tal abundancia ya me inclino.

Como quema ese sol en las mañanas
produciendo sudores siderales
los que afectan a todos los mortales

sensaciones distintas, casquivanas.
Voy cansado, no encuentro mi destino,
¿quizás es que confundo mi camino?


El pasillo

El pasillo del tiempo donde vivo
al que cursa visita cada noche
una sombra con cara de reproche
pasando a suscribir lo relativo.

Me siento como un naufrago cautivo
prendido en la tormenta  del derroche,
inmerso en la distancia de anteanoche
a un grado de sed superlativo.

Voy quemando las horas muy despacio,
tejiendo los instantes en minutos
bien pudiera que fuera aquel prefacio

de los pensares siempre diminutos.
Una vuelta, dos mas, esto termina,
y la vida.., la pura golosina.


Mi regreso

Si esperas mi regreso alborozada
bien creo que confundiste el camino;
marcaste con castigos el destino
de siempre como siempre, para  nada.

Clavaste aquella daga envenenada,
de un filo penetrante y tan ladino
como marca dejada en fino lino
sobre tela de trazo bien bordada.

Sonidos de torrente traicionero,
corrientes que me arrastran a otra vida,
lejana y distante, tan bien perdida,

ocaso distante de aquel un lucero;
lágrimas vivas sin tener pañuelo
que sin remisión se van hacia el suelo.


El roce de tu piel

El roce de tu piel contra la mía
descarga la tormenta del te quiero
que pueda desatar esa estadía
del antes y el después del aguacero;

aun de lejos intuyo la caricia
cual volares de picara abejuela
que aprovechando a modo y bien propicia
los andares de amor que al fin cautela.

La miel de aquel panal de esos tus labios
que supongo de néctares floridos
seguramente fueron  consentidos

en aquel manantial de desagravios.
Ese néctar de amor que hoy te requiero
entrégamelo hoy, me lo apodero.



Conversaciones

-Hacía ya un buen tiempo que no te hacías presente, estaba empezando a echarte en falta. 
-Tuvimos serios problemas en el Parnaso.

-¿A que fueron debidos?

-Bajé a verte y cuando regresé a mi mundo de sueños, me encontré que no podía entrar a mi morada. Una multitud de estrofas y de rimas fuertemente armadas me lo impedía; quise acceder por la puerta de atrás, pero  fue peor todavía, estaban fuertemente custodiadas por cuaderna vías, los dos sabemos que para que el Mester de Clerecía ande  por estos pagos tenía que haber sucedido algo muy grave. Serventesios enmascarados  corrían de un lado  hacia el otro como asustados, todo aquello, me dejó desconcertada.

-Te aseguro que yo también lo estaría incluso en mayor grado.

En este instante, como si la conexión sé   hubiera perdido, un infinito silencio invadió todo, ninguno de los dos decía nada quizás  por miedo, tal vez por no querer conocer las razones que inducían a tal cosa.


Eulogio Gavela Arias es miembro de la Unión Nacional de Escritores de España.