A Camille Claudel


Poema de Lola Caballero López

(Escultora francesa de finales del siglo XIX.
A tu memoria, y la de tantas personas
encerradas en sanatorios psiquiátricos)

Escucho coches pasar veloces por la avenida del Vial.
El agua de las fuentes chorrean libres en sus cortinas inacabadas.
Mujeres y hombres pasean,
jóvenes con mono-patines en el aire de asfalto.
Tarde de otoño,
Un viento cálido enmaraña mis cabellos.
Y pienso en ti: mujer creadora ya en el vientre materno,
La misma cueva que te cobijó
Y te sepultó al destierro.
¿Qué delito cometiste?
¿Cuál fue tu palabra y actos para que te encerraran en vida?
Nunca ví tus ojos
ni tu mirada apuntalando el tiempo,
nunca te abracé como un mundo cercano al tuyo.
Oigo en mi interior un rumor de besos anhelantes,
unas palabras de complicidad que nunca te llegaron. 
Mujer de barro esculpido,
hiedra enredada en los otros para poder escalar el cielo.
Nunca toqué tus manos blancas,
veloces de mares inacabados.
¿Qué sueños tuviste entre los barrotes de tu cuarto?,
¿Qué amaneceres viste en el encierro de tu locura?,
¿Qué espejo te devolvió tu rostro de inocencia quebrada?
Tu nombre es flor: Camelia rota,
arrancada de cuajo por tu libertad sin muros.
Escucho silbidos de pájaros y un cantar de gorriones.
La tarde se oscurece.
Y alumbro la morada donde te conocí,
en este cuerpo de mujer
que también está preso.