El arado


Poema de Francisca Burgos Roldán

En aquel terreno alto y liso
Se sentó a descansar,
Un álamo había allí,
Sobre su tronco se echó.

Un rosario de amapolas
Entre la hierba había,
Con sus manos cortó una,
Con sus labios besaría.


Aquellos labios escarlata
Susurraban una oración,
El obrero campesino
La miraba con amor.


Y siguió con su arado,
La tierra tenía que estar
Lista para la cosecha,
Tenía que espabilar.


Aquel arado le trajo
Nostalgia de otros tiempos,
De su pueblo y la vega,
De su madre un sentimiento
De amor y melancolía
Ella llevaba por dentro.


El algarrobo aquel
Llevaba fragmentos de su pasado,
Una londra descansaba
En lo alto de aquel árbol.


Sus ojos se le llenaron
De lágrimas y resbalaban,
Sobre sus mejillas, y ella,
Con disimulo quitaba.


Mirando aquel paisaje
Extasiada se quedaba,
Dios lo creó tan hermoso,
Ningún pintor lo igualaba.