Poema de Juan Tomás Frutos
Imagino los océanos azules y verdes que integran
los diversos Continentes como ejemplos
que nos regalan amorosamente la igualdad
con la que debemos crecer como hermanos,
y que nos hace ser independientes y partes de un conjunto fortalecido
a través de los buenos hechos, siempre con actos de amor.
Advierto que la sabiduría es algo más que el aprendizaje.
Hemos de poner en marcha recursos de experiencia
para demostrarnos la existencia fraternal
entre flores y recados de pureza infinita.
Consumamos, por ende, cada minuto, sus segundos,
las horas y los días, procurando dar
con los símbolos del presente embriagador,
en un gozo integrador, casi permanente,
casi perfecto, en consonancia con la ciudadanía universal.
Son, como sabemos, nuestros corazones semejantes
y, en su convergencia, hallamos las píldoras de un cariño jovial y bello
que nos brinda responsabilidad y pasión
entre sentimientos e ideas de una grandeza espiritual tal
que nos alimentará cada jornada.
Somos, y así lo veo, unión en la naturaleza misma,
y con ella y por ella soñamos una maravillosa realidad
plena de besos, de abrazos y de bendiciones,
brindándonos mucho más de lo imaginado
gracias a una cálida sonrisa, con millones de sonrisas.
A reír, pues, con mi perspectiva conciliadora.
Publicado en la Antología “Poemas por la Interculturalidad”, de la Unión Nacional de Escritores de España