En una calle cualquiera

Artículo de Gaspar González Pina, miembro de la Unión Nacional de Escritores de España

Cualquier calle de una ciudad, pese a sus rótulos y placas con nombres o cosas célebres, puede ser una calle anónima por la que discurre de mil maneras la vida de aquellos seres que la habitan o que van de paso. Puede ser una calle de interrogantes o preguntas sin respuesta u olvidada por la mano del hombre. Una calle cualquiera puede albergar gozos y sombras, esperanza en el futuro y, en la promesa por cumplir. Puede una calle estar vacía, carcomida por el tiempo y el olvido, donde siempre habrá una garganta que grite desde ese baúl del silencio; o, una tristeza amontonada en ese órgano tan frágil que se llama corazón y, en el que guardamos nuestros recuerdos y secretos aun no prescritos. Una calle cualquiera, donde los Salmos cantan alabanzas a Dios y pacifican almas abandonadas.

En una calle cualquiera de la ciudad, donde el transeunte, a veces,  no repara en la presencia de un amigo o, de otro desconocido que amable le ha obsequiado un saludo, una sonrisa. En ocasiones, parecemos autómatas programados, no por la ciencia del hombre, sino por la vida misma que, con  su desgaste social, engendra asignaturas aun no reconocidas por el Rectorado. En una calle cualquiera se puede plantar un árbol, cuidarlo y hacer que verdeen sus hojas y embellecerla en esa primavera que ha de llegar. También puede detenerse un niño soñador en una de sus esquinas y observar la mirada triste de un anciano en su lento caminar o, el desahuciado por la vida buscar la fe perdida en el ancho firmamento.

De todo puede suceder en una calle cualquiera. Hasta hallar una cartera de billetes y entregarla a su dueño porque no nos pertenece y la honradez es un don que nos engrandece. O, escribir un relato si el "jorobado" aun no "cojea". Incluso enriquecerse uno mismo de esas experiencias habidas en un  paseo mañanero entre conocidos y extraños. Eso sí, sin  tirar la piedra al tejado del vecino.

Gaspar González Pina