Maribel Sansano |
El acto, que
congregó a un numeroso público, permitió a la Hermandad nombrar a sus
nuevos miembros, incorporados a lo largo de los últimos meses. Así, además de a la propia
Maribel Sansano la Hermandad aceptó entre sus miembros a otras personas durante
esta ceremonia, que contó con la presencia de diversas autoridades políticas y
eclesiásticas.
Entre los asistentes se encontraban la delegada de la Unión
Nacional de Escritores en la Comunidad Valenciana, María Auxiliadora Fonellosa, y el escritor y también miembro de la
Unión Vicente Enguidanos.
El acto comenzó con
unas palabras de agradecimiento y presentación de la Hermandad por parte del
Hermano Mayor, Francisco Sempere Botella, y
concluyó con una Eucaristía celebrada por el vicario de esta Con Catedral,
quien destacó con una emotiva homilía los valores cristianos del amor encarnado
en un Cristo yacente, pero vivo en cada uno de nosotros.
Texto
de la Exaltación del Santo Sepulcro en San Nicolás.
Señor,
descansa en paz.
Señor,
descansa en paz; en estos momentos quisiera que el mundo parara su ritmo...... para contemplarte aquí,
ahora, donde mi pobre corazón en un puño, se siente lleno de tristeza, dolor y
amargura, contemplándote herido, maltratado, inerte, sin vida, yacente.
Como
si estuvieras en una capilla ardiente, aquí estás entre nosotros, sobre el
lecho y el sudario, tu cuerpo desnudo, solo lo cubre el paño de pureza, y verte
así, me inunda de una inmensa piedad, pena, y amargura.
Señor,
pocas veces hemos visto recreada la crudeza de tu sufrimiento en tu naturaleza
humana, como en esta imagen que hoy veneramos, ha sido el resultado de la
tragedia que Tú viviste, y que todos los años revivimos en nuestros corazones,
nos aterra la realidad que contemplamos.
Señor
tu belleza es sobrehumana, emana un efluvio de santidad, producto seguramente,
del hondo espíritu cristiano, del artista que talló esta imagen que
contemplamos ahora, ella, me inspira estos versos que en estos momentos de mi
corazón hacia Ti vuelan:
!Todo
se ha consumado!
y,
en tus celestes penas,
yo,
en este momento te acompaño,
y,
siento mi cruz a cuestas.
Tu
Cruz, es mi cruz... tu lo sabes,
tu
dolor es mi dolor,
tus
lágrimas, son mis lágrimas,
y...,
te sigo hasta la muerte. sí Jesús mío...hasta la muerte
Siento
frío en mi alma,
te
miro y me estremezco,
mi
garganta exhala un suspiro,
mis
ojos en ti descansan.
En
este silencio profundo,
donde
solo los corazones hablan,
quiero
que sepas señor, que estoy contigo,
mi
vida sin Ti... no es nada.
Señor,
en el momento de Tu muerte..., se apagó el sol...., y el disco grande de la
luna, tinto en sangre, apareció en el cielo..., para taparlo....., un fúnebre
celaje ha cubierto las estrellas......, todo son densas tinieblas......, que
como un manto cubren la tierra......, tierra que tiembla bajo el peso de la
Cruz....., de Tu Cruz...., de mi cruz.
Pide
al Padre Eterno piedad para mí..., para todos..., te pido hoy aquí que la
sombra de Tu Cruz..., nos ayude a levantarnos de las cenizas..., que Tu Santa
Cruz..., nos dé un corazón puro, y una devoción sincera.
Por
la Santa Cruz, has llegado a la luz del Padre..., ¿que soy yo..., pobre de mí,
sin tu Cruz, sin ella? Padre..., un madero seco y un tronco sin provecho.
En
la Cruz está la salud y la vida..., y al final de mi destino, como huésped y
peregrino en este mundo, estás Tú..., dueño de la vida..., de la fuente de agua
viva, manantial de AMOR.
Tomo
mi cruz y te sigo,
en
ella está el gozo de mi espíritu,
con
ella quiero acompañarte,
y,
abrazada a ella morir contigo.
En
la cruz está la suma virtud,
en
la derrota la gran victoria,
vida
y muerte, muerte y vida,
hermanadas
me llaman a Ti,
y
contigo a la gloria.
Contemplo
Tus benditas llagas...., Tu bendito rostro...., Tu bendito pelo....., Tus
benditas manos...., Tus benditos pies....., los miro y me extasían..., herido
de pies a cabeza por mí, mi Señor..... !Cuanto has sufrido por nosotros!.....,
hasta Ti, vuelan mis oraciones....., mis lágrimas....., y mi súplica de
perdón...., por mi....., y por mis hermanos, que como yo te quieren......, por
los que no te conocen......, y por los que te desprecian,.... por todos.....,
no nos abandones....., no nos desampares.
En
estos momentos Señor...., viéndote a Ti...., tengo mi muerte presente.....,
porque cada día muero un poco...., es mi destino...., por eso quiero vivir
prudentemente...., para morir en tus brazos....., en ese viaje me
acompañarás...., porque eres mi amigo...., y tú lo sabes..., mi Cristo en el
portal de Belén...., mi Cristo en el Calvario...., mi Cristo en la Cruz...., mi
Cristo yacente....., y mi Cristo resucitado de entre los muertos.
Sólo
te pido luz para el camino..., para distinguir Tu rostro..., para seguir Tus
huellas..., para no desesperar..., para no caer en el desaliento..., para ser
tu apóstol..., para ver a los caídos al borde del camino, que esperan tu
mensaje lleno de Amor..., y alguien se lo tiene que transmitir..., ¡y quiero
ser yo Señor!, ¡porque te quiero!..., mi
testimonio es mi felicidad..., abrazada a Ti..., quiero conquistar la gloria.
Así
murió Jesucristo, el eterno Verbo volvió al Padre, cumplida su misión sobre la
tierra….. misión divina de rescate y reparación.
Hoy
a tus pies Señor me inclino
y
rezo desde lo más profundo,
recoge
mi oración y preséntala al Padre,
en
ella va mi corazón y el de mis hermanos,
los
que en estos momentos hacemos la travesía,
dura
a veces y con cuesta empinada
llena
de espinas y abrojos,
pero
el desaliento no nos hace retroceder,
tus
brazos nos esperan al final,
y
queremos ese abrazo compartido,
con
muchos hermanos, con todos los hermanos.
El
tiempo pasa veloz a nuestro lado
¡qué
poco apreciamos lo que tanto vale!
La
vida es breve y la muerte cierta,
perdónanos
la frialdad con la que hemos
correspondido
a la gracia que nos has
dado
de ser tus hijos.
Escúchame,
por favor te lo pido,
despierta
nuestros sentidos,
yo
no soy nadie, sólo una mujer,
madre
y abuela, pero mira a tus hijos
que
te quieren, te siguen y te velan,
ellos
te entregan, como yo, su corazón,
y
todos juntos, bajo la luz de tu bendita cruz
iluminaremos,
seremos senderos de luz,
para
llevarlos a la casa del Padre,
la
tuya…. la nuestra.
Bendícenos
por siempre, nuestro Cristo yacente.
Y
ahora permíteme que acompañe a Tu Madre.....,sí, mi Señor, Tu Madre, mi
Madre...., en este momento de meditación profunda...., y de gran dolor....,
Ella me abre sus brazos...., y en ellos encuentro el consuelo,... que necesita
mi cuerpo entumecido..., mi alma desolada...., y mi corazón roto.
Madre,
Madre mía....., te acompaño, y me acompañas....., ¡Virgen de las Penas!...., mi
pena con la tuya se funde...., y juntas, miremos al cielo....., donde El...,
sentado a la diestra del Padre...., nos contempla, con su infinito Amor...,
haciéndonos el regalo maravilloso de entregarnos su cuerpo en la Eucaristía.
Esta
noche, aquí. “Mi voz..., mi alma..., y mi corazón”..., han dispuesto, colmarme
de felicidad, con vuestra presencia...,”el Cristo yacente, que nos ampara a
todos..., ha hecho..., el milagro. Muchas gracias.
Que
Dios os bendiga.
Maribel Sansano