El espejo del alma

Marta Dunphy
Esto es un grito a todas esas almas rotas que intentan rehacer su vida, pegando los trozos de su corazón que quedaron, rasgados y sangrantes, tirados por los suelos. Esto es un llanto común para todos aquellos que tienen miedo a volver a amar por el dolor y sobre todo, el miedo que le produce.

No te preocupes, son muchos los paranóicos y no estas sol@.

Mucha, tal vez demasiada, gente ha sufrido un gran desengaño. Muchas veces es porque se idealiza a la otra persona de tal manera que es imposible que esté a la altura de esas espectativas y por tanto nos decepciona. Pero por otro lado, están a los que le han hecho daño sin motivo aparente y arrastran ese sufrimiento por el tiempo.

En ambos casos, la consecuencia común es el miedo a volver a amar. Y no quiere decir que no te vuelva a gustar nadie, ni que no vuelvas a intentarlo. Solo sufres de un pavor absoluto a tus sentimientos por pánico a que alguien vuelva a tener el poder de destruirte y volver a rasgar tu corazón.

La verdad es que me sorprende cuanta gente está en esta situación, es más común de lo que parece. Sobre todo, el daño colateral más notorio es que la persona nueva es la que paga los platos rotos. Y los paga porque entras en una relación directamente con desconfianza, no a la persona, sino a lo que representa. Estas a la alerta de que meta la pata, a la defensiva para evitar a toda costa que te pueda hacer daño.

Y es comprensible. Pero no es justo. Lo único que ha hecho esa persona es quererte. No le has dado la oportunidad a que te hagas más nada, es más, es probable que al final acabe por rendirse porque no puede luchar contra los elementos. Le pones más trabas de las que le pondrías ni has puesto nunca. Seriamente, ¿Tú las aguantarías?

Es como estar en una montaña rusa, un conflicto eterno entre lo que quieres y el miedo. Y es tóxica…

Pero hay que intentar racionalizar, hay que intentar llevar las cosas de buena manera y sino piénsalo… si fuese al revés… ¿Qué pensarías?

El que no arriesga no gana… y si ya te dolió y sobreviviste, volverás a sobrevivir… o muy probablemente puede que no te haga falta .-)

Disfruta y mucho ánimo.

Marta Dunphy