La despedida

Adelaida Díaz Gálvez
No hace mucho leí un proverbio del Islam  que decía: Que las lágrimas derramadas son amargas pero son más las que no se derraman.

Mis queridos amigos, han sido tantos años de compañía la que me habéis dado, que interiormente he sentido una pena que podría compartir con otras contrariedades con lo que la vida a veces nos sorprende.

Para mí leer es uno de los placeres más completos, me gusta coleccionarlos de colores y distintos formatos.

De todos los temas siempre pensando, creo que mejor no pensaba. Era joven y decía, algún día tendré tiempo de sobra y leeré mucho más.

Es cierto que nunca tuve una tristeza que una hora de lectura no me la disipara.

Lo mío a veces se convertía en una adición y me quedaba toda una noche con alguno de vosotros si el autor con su argumento me proporcionaba tan solitaria dicha.

Mis queridos amigos, todo tiene su fin, nada es eterno, las fuerzas se reducen y los espacios también, los años te avisan que no puedes eternamente acumular recuerdos.

Estos solos en el pensamiento y que Dios permita que estos no nos abandonen.

Tras mucho pensarlo os he acariciado, de vosotros he entresacado lo que más me gustaba y llena de tristeza y nostalgia os he preparado ¿para que conservaros si tantas veces os he leído? Sólo he conservado esos que me hacen tan feliz y me recuerdan a vosotros.  

Os he repartido por bibliotecas, centros culturales y particulares que jamás han tenido un libro.

Ha sido muy duro dejaros y sobre todo que hay muchas personas que no quieren libros, suelen decir que con esa maquina sabe todo ya apenas hacen falta.

No sabe del placer que es acariciaros, sentir vuestro perfume, como os recordaré, me habéis dado tanto saber.

Os diré como dijo un gran pensador: El que sabe leer sabe ya la más difícil de las artes. Os recorreré siempre.

Adelaida Díaz Gálvez