El libro


Abrí el libro, olí el libro.
Me inundó el querido olor de tu estancia.
Ungida, me llevó por rincones y escaleras
recorrí varias veces la vereda,
con la leña entre mis brazos.
Para ti, y para mí. Que nos consumíamos…

Olí el libro, y al instante
llegó la noche con sus formas y caprichos.
Invocamos a las fuerzas de la vida
y quemamos alcohol con los amigos.
Deseamos a la lluvia y allí estuvo.
El horno, ¿recuerdas?. Nos sirvió de cobertizo.

En tu estancia y en silencio me he empapado
de música, de rosas, de olores, de fuego, de mimo.
En tu estancia me he empapado y hoy tirito de frío.

Chus Feteira