Al pie de tus renglones


Vuelvo de nuevo, dócil,
al pie de tus renglones
a llorar mi trágica desventura.
Vengo otra vez herido,
entregado al dolor,
ajeno a la razón y a sus caminos.
Aquí estoy como siempre
angustiado, perdido,
derrotado bajo la misma piedra.
Mírame cómo vengo:
hecho un mugriento trapo
trayéndote la tinta de la queja.

Fernando Sánchez Mayo