Lo que no se pierde


La esperanza es lo que no se pierde,
puedes perder la vergüenza más pura
quizá la honra, tu virginidad, la “h”
por si te han dado una de tal lectura,
todo eso y a lo mejor más si por ende
gallardo educador inteligente, piensa,
darte una bofetada psicológicamente
sin entrar en el castigo de repetir letra;
no obstante, mi esperanza del vete ZP
ante la excusa ultra de ésa progresía,
se vio cumplida, luego yo, esta vez
cómo otras tantas, confuso no estaba.
Pero la honra, virtud que mentalmente
te llena de sacrificios tras la desgracia,
hace tener la esperanza permanente
de que la Nación y Atención Sanitaria,
están protegidas ante la beligerante
avaricia de ambiciosa faz económica,
incrustada entre solapadas actividades
aspira a la desamortización escondida,
y entre tratos, quizá, sean por estirpe
de gasolinera o sastre de Democracia,
se escudan en tal concepto operante
de liberal capitalismo y Ley de Oferta
restringida, para que haya demandante...
Ayer nacional, hoy, global recompensa;
¡Centristas! no inclinaros exageradamente.
La esperanza es mayor si la atenuante
por humanidad es justa en la burocracia,
si el nervio burocrático es intérprete
del derecho a la interpretación correcta,
por lo que el materialismo indignante
no cabe en la Constitución Española,
esté quién esté por el voto participante
que el pueblo como capital humano, da
ante los tiempos de interés tan latente
que priman en conciencia de especialista,
sobre la edulcorante ignorancia paciente
que en el llano pueblo, salta a la vista.
Sea pues la “esperanza” más expectante
con alarde de atenciones sin ($) congojas;
las que al pueblo le den firmeza y Fe
para seguir sintiéndose él, demócrata.

Manuel La Parra Ripio