El juez que quiso hacer justicia

Emilio Sánchez, autor del artículo
En el país de Carrasclás mandaban los monos. Habían prometido gobernar con equidad y justicia para todos, pero pronto olvidaron sus promesas. Ocuparon todos los puestos del gobierno y para vigilar a los demás colocaron en puestos clave a sus amigos las arañas y los ratones, que como todo el, mundo sabe, no trabajan y viven de los demás.

Aumentaron los impuestos porque iban a mejorar el país, según dijeron, pero se gastaban el dinero en sus monerías, dejando que las arañas se comieran a los pequeños y que los ratones robaran el grano.

Un buen juez, al escuchar las quejas del resto de los animales, quiso hacer justicia. Creía en la igualdad y que la justicia favorecía la democracia. Así que investigó y mandó detener a un ratón que se había enriquecido robando el dinero de los ERES que administraba.

Los monos dijeron: “Esta clase de jueces es la que queremos”, que castiguen a los ladrones, sean quienes sean”. Pero mentían, porque inmediatamente añadieron que creían en la inocencia del ratón y que no se debía castigar a un inocente.

Luego, en secreto, ofrecieron dádivas y cargos al juez para atraerlo a su partido, pero como era honrado rehusó.

Cuando el juez celebró su juicio, las arañas ya habían tejido mil telas con las pruebas y los ratones se presentaron como testigos falsos. El ladrón tuvo que ser declarado inocente. 

Más tarde los monos y sus compinches acusaron al juez de arbitrariedad y lo depusieron.

Desde entonces ningún otro juez quiso enfrentárseles y los monos siguieron con sus monerías, las arañas chupando, los ratones robando y el país de mal en peor. Y, según creo, así sigue.

El Catalejo de Alejo.
Publicado en Melilla el 2 de Diciembre de 1993 

Emilio Sánchez