El color de la antesala


He entrado en la antesala de lo oculto
del tiempo que no se recupera,
no me había percatado que
que algún día llegaría.

Ese día lo marco la arruga
que no la quita el cosmético,
la flaccidez del antebrazo,
el cansancio en la escalera,
la verdura fresca al mediodía
y cocida a la noche.

El color de la antesala
también marcó el momento,
antes era un arco iris continuo
y yo podía entrar en él
vistiendo cualquier estación del año.

Ahora es casi siempre gris,
como los días iguales,
como las noches iguales.

Mi colchón tiene un hueco
que no lo llena el sudor de mi cuerpo
y hay un frío en mi corazón
que me hace tiritar si canto nanas.

A veces abro la ventana
por si la carne de mi carne
viene a besarme al mediodía.
¡Cierro porque no llega!

Manoli Sánchez