Aquellas tardes de otoño

Adelaida Díaz Gálvez
Nos sorprendió el amor en  aquellas tardes de otoño donde las lluvias llenaron de gozos los árboles praderas y a los pájaros que bajaban de las tejas al sentir el susurro de  ellas.

¡Qué fuerza tiene el otoño que el alma eleva y nos sorprendió el amor y el otoño hizo de primavera qué precioso otoño tras su larga espera!

Llegaste en el justo instante yo en aquel pueblo tan distante los árboles lo rodeaban y una extensa sabana cubría la pradera.

Ya no quedan la belleza de esos pueblos con las perlas de rocío derramándose sobre ellos y el blanco nácar sobre sus montañas.

Me gustaría  haber alargado estas situaciones sobre todas las que se apoderaron de mis sentimientos.

¿Qué me diste que tan adentro me calaste? Tú has renovado mis ilusiones ya marchitas como las hojas secas en los menguados días de noviembre. Eres como un soplo de alegría.

Te besaré sin pausas sin prisas me entregaré toda a ti te daré todo lo que reservé del ayer.

¡Qué fuerza tiene el otoño que nos sorprendió lleno de amor como una lluvia  de ilusión con ese viento lleno de anhelo! No te alejes otoño, prolonga este encuentro donde nos sorprendió el amor.

Adelaida Díaz Gálvez