Poema de Horia Abselam













A RETAZOS

En cada anochecida, lluvia.

Embrujo de nubes perdidas.

Y el amanecer suave, celeste, que

llama al sol para que despierte…

del sueño ,de un abismo adormecido.

¡Ay, claro de sol!, apareces,

cuando la sombra yace en

mis ojos, me entristece el alma y

añoro el olvido.

¡Ay cielo celeste!, que embruja

en la mañana, el alma terrestre.

Yo lloro, al ver la pena grande

del mundo, que pare de sus

entrañas al hombre.

Yo lloro, pues no me resigno,

de ver lo que ha nacido.


Horia Abselam, Diciembre 1993