Poema de David Fernández Rivera













MILI

Los ardientes témpanos de la noche

tejieron junto al galope de tu sonrisa

una marea de yunques

en el cáliz de tu melancolía.


Entre los turbiones de lienzos rasgados

escuchas,

un vuelo de nieve,

prisionera.


No, no llores mi amor.


En los lagos de tu pesadilla

danzan balaustradas de navajas y cerraduras

golpeándote

con gritos y campanadas

en el invierno de tu frente;

y te dejas caer…


Las hojas,

adornadas con tu sangre,

atenazan con fuerza

los botones primaverales

que cubren el ocaso de tus vientres.


El barbecho

se enjaeza y nutre con tus lágrimas…


No, no llores mi amor.


Mili,

el ave albina

al fuego de tus recuerdos

unirá el lazo de nuestras voces

en su alfaguara de luz.

Así,

vestida del clamor de tus tormentos,

recogerá una rosa

en el llanto de los caídos,

y posándola en tu boca

te dirá:


No, no llores mi amor.


David Fernández Rivera