
EL ORDEN GEOLÓGICO DE LA VIDA
I
Al principio eras nada, polvo apenas,flotando en universo silencioso.
El tiempo te arropó en abrazo ocioso,paciente seductor de lunas llenas.
De orden cronológico te plenas
y la fertilidad, nombre precioso,
va gestando en tu vientre su grandiosomilagro de verdor que hay en tus venas.
El aire se quedó a vivir contigo.
Con su respiración besó tus pechos.
De tu explosión de vida él fue testigo.Has abierto tus ojos parturientos.
La sed que moja y sacia se ha crecido
manando de tus centros satisfechos.
II
¡Joven amanecer de la alegría!De verde intenso y blanco congelado;
de rojo fuego y techo azul pobladoen noches claras de brillo y armonía.
De brava mar salada, que en porfía,
al sibilar del viento se ha aliado.
A cascadas y ríos ha llamadoa orquestar en su orilla poesía.
Tu olor de tierra es de flores preñadas.
la luz dorada ha besado tu frente:
¡ ya han madurado tus frutas tempranas!Trinan las aves sobre verde en celo.
Hay un jolgorio en el aire latente,
y el arco iris se mece en tu cielo.
III
En tu baño turquesa sumergidasientes pasar al tiempo lentamente
y alcanzas mayoría concluyentecon la especie pensante aparecida.
Yo arrasé tu verdor hasta la herida.
Oro y piedras preciosas, brutalmente,
dejaste arrebatarte dócilmentemientras llamé progreso a tu caída.
Es cierto que en un tiempo ya lejano
cultivé el esplendor de las culturas
y conviví en la paz de tu hermosura.Mas, hoy que todo tengo ya inventado,
mi sed de más no conoce atadurasy caigo al precipicio por mi mano.
IV
Si giras, Madre Tierra, suspendida
en la bóveda azul del infinito
custodiando la vida, ¿por qué evitotu desgarrada voz casi abatida?
¿Por qué hundo mi brazo hasta la herida
de tu vientre fecundo, que hoy marchito,
por el servil propósito de un ritosin ver de mi codicia la medida?
Extinguí a las especies de los mares:
agoté al agua; dejé libre al fuego.A todo ser viviente di pesares.
Tras esta reflexión muy tarde llego:
tu agonía es mi tumba, y con certeza,
llamarme HUMANIDAD mi gran vileza.