BITÁCORA DE MIS VIAJES A TÁNGER
Sueños rotos en el bajel,
rumbo a la deriva,
transitan un destino incierto
hendiendo olas en un mar abierto.
A lo lejos
un altozano de níveas edificaciones
aguardan con recelo mi llegada.
Oigo el muazín
entre el murmullo de sus calles.
Ojos negros,
de profundos pozos de sabiduría,
observan de soslayo
mi advenimiento.
Los sueños rotos
no caben en las maletas del olvido,
se quedaron arrumbados
por las oscuras esquinas
del bajel que me trasladó a Tánger.
Los sueños rotos retornan
al país donde nacieron.
Y yo, me quedo aquí,
en la ciudad de las mil caras,
con las maletas,
vacías de recuerdos.