PALOMAS EN ABANICO
Quiero la paz de las palomas en abanico,
aleteando entre brisas de tierras y de mares,
brindando futuros de esperanzas al destino,
para alcanzar en calma los odios en tempestades.
Quiero que un arco iris de palabras hable al mundo,
y recorra las órbitas de todos los pueblos;
que abra las ventanas de sus recelos profundos
y pinte de colores los corazones negros.
Quiero escuchar al tiempo, inexorable, callado,
quedo, el incansable galopar de los latidos,
cubierto con el fresco perfume de los nardos,
y, que los duendes, ácronos, tracen sus caminos.
Quiero andar por las veredas de las manzanas verdes,
donde siempre sonríen las flores del almendro,
y los álamos beben aguas de manantiales,
donde las bellas calandrias son las hadas del viento.
Quiero dejar que vuele el alma que vive dentro,
y, que sin rumbo previsto, se aleje, se expanda,
se alce libre entre los montes y campos abiertos
y juegue con el aire pintando nubes blancas.