
Distinguida poetisa, es licenciada en Filosofía y Letras por la Universidad de Barcelona y realizó los cursos de Doctorado en la Facultad de Ciencias de la Educación en la Universidad Complutense de Madrid, versando sobre los "Valores educativos en la Generación del 27". Estudió Declamación en el Instituto de Teatro de Barcelona y en la Escuela de Radiofonismo de la misma ciudad. Ello le llevó a trabajar en Radio España de la Ciudad Condal y, posteriormente, como guionista en Radio Mallorca. Tiempo después pasó a dedicarse a la enseñanza hasta su jubilación en el Instituto Ramón Llul, de Palma.
Mujer sensible, realista, sincera y de verbo transparente, su empleo literario naciera temprano en las bellezas de su pueblo, de los contrastes de un mar y de la sima como también pudieran haber inspirado al afamado pintor Miguel Barceló o al musicólogo y escritor Antoni Pizá; o de su andar por la plaza de la Font de Santa Margalida, o la calle Del Call, o por la savia extraída de costumbres populares como "El baile Dels Cavallets" o el de "Sant Joan Pelos", o por su emigrar a la Península para cultivarse.
Su empeño, su quehacer y su amor a la voz le han llevado a ser laureada en diversas ocasiones, citando: el Nacional de Narrativa del Ministerio de Educación, como dos de ensayo por dicha institución; cuatro "Huchas de Plata" por la Confederación de las Cajas de Ahorro; "El Alcaraván de Poesía" o el "Angaro" de Sevilla, poético, o, para concluir, el "Virgen del Carmen", de la Armada española.
Entre sus publicaciones resalto los poemarios: "Algo que declarar", "Solo para todos" y "La estación tardía". En prosa hacer mención a: "Los demás no cuentan", "Vivir a penas" o "Amar sin orillas".
Como muestra de lo expuesto y desde el Señorío de Nunyo Sanç, Conde de Roselló, el siguiente poema de María del Carmen Mestre, que lleva por título: "En tu ausencia ha venido a reencontrarme". Dice: "Lejos de mí -tan cerca-, nuevamente/ he hallado tu nombre en la distancia./ Me he sentido a mi lado y he dispuesto/ el brazo por el hombro, como hacías./ He sentido mi tacto, y mi piel tersa/ ha renacido de entre los rescoldos./ Soy yo otra vez. Recobro la figura/ que abandoné en el molde de tus manos./ Oigo mi voz diciendo: tanto gusto,/ encantada, me alegra conocerte,/ y mi risa resuena por la casa/ rellenando los huecos que dejaste./ Lejanos de espejos de tus ojos,/ debo cerrar los míos para verme./ Soy yo otra vez. Conmigo en la terneza/ de estasombra que fui de tu reflejo".
Artículo de Graciliano Martín Fumero.
Publicado en El Día, de Tenerife