Poema de Antonio Díaz












¡Veamos! Para no ser vencido por el riesgo de hacerme extenso, algo que sería muy fácil : al intentar reflejar los infinitos paisajes del alma en los que nos sumerge Eladio con su sentir poético de la existencia. O al querer exponer desde perspectiva amiga, a un Eladio intrínseco tan luminosamente frondoso. He tenido que utilizar el recurso de sujetar, en lo posible, mis impresiones sobre su persona y legado, tanto humano como cultural.
Eladio: Junto con mi compañía y amistad quiero obsequiarte con estos esbozos de versos (para el camino), te los recito amigo :

Mágica danza de letras

buena presencia os maneja

abriendo compuertas

A palabras en madeja.


Velas que alejan su luz

A infinito

Alumbrando tejas

De pueblos recónditos.


Eladio :

¡Cuán inundada mi memoria!

A modo de cangilones

Rebozando sensaciones

En incesante noria.

Eladio , amigo:

Pensándote mi pluma discurre

Sabiendo que lo que digo

A ti se te ocurre.


Qué gran regalo

A mi escritura has dado

¡cuánta materia a mis musas donas!

Que quisiera con tal herencia

Hacerte una autoescultura :

Lirismo en alpargatas

Elegancia sin traje

Espíritu arrastralatas

Siempre a contra ultraje.


Austero y riguroso

Común y compuesto,

Guardador por donoso

Feliz con lo puesto.


Lengua sabia y serpentina

De clara irradiación.

Latidos de corazón

Huyendo a banales pamplinas .


Inocencia incrustada asoma

Mueca de sonrisa ladeada,

Reflejo de mil y una chiquilladas,

Como claraboyas entretejidas

En tu alma por criaturas llanas.


Ligero equipaje

(espacio lleno)

Pluma y colibrí

Plumaje y vuelo.


Eladio :

Hablar contigo siempre un placer ha sido

percibiendo cariño acogedor

entre familiar y amigo

benemérito y beneplácito.


Maestro poeta

Condescendencia de la buena ciencia

No deja aparte

A vocacional de la docencia

Y creador de literario arte .


Los conocimientos

Necesitan de transmitancia

Virtud para cimientos

Rellenar con maestranza y decencia.


Antonio Díaz Ruiz